En efecto, una cruda realidad es la que vive el Congreso tras la elección de ayer. Normalmente, el cambio de la Mesa Directiva suele despertar alguna esperanza de que las cosas cambien en un Poder Legislativo siempre peleado con los peruanos. Sin embargo, desde la aparición de las dos listas que postulaban, era evidente que, pase lo que pase, el llamado “primer poder del Estado” iba a navegar a la deriva. Qué se puede esperar del señor Alejandro Soto, lleno de denuncias en el Ministerio Público, quien además comparte funciones con Waldemar Cerrón, quien ni con los lentes que se ha puesto últimamente puede ser tomado muy en serio. De “Nano” Guerra García y Rosselli Amuruz queda preguntarnos por qué aceptaron ir con estos personajes. Al menos pudieron exigir un mejor cuadro para la candidatura a la Presidencia del Congreso. Si la institución que se ubica en la Plaza Bolívar ha ido de mal en peor, habrá que ver qué nos depara para los próximos meses con estos personajes a la cabeza.