La ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, debería saber que a los piuranos y tumbesinos que están tirados en el pasadizo de una posta médica esperando ser atendidos de sus padecimientos tras haber sido contagiados de dengue, poco o nada les importa que la señora tenga dos maestrías y dos doctorados si su gestión no es capaz de atender a la gente más necesitada que sufre por una plaga que pudo ser controlada de haberse tomado previsiones, tal como ha admitido un funcionario del sector. Los diplomas, títulos profesionales y grados académicos están bien para armar una hoja de vida simpática y decorar las paredes del estudio de la casa, pero en este caso no han servido para lo más elemental, que es hacer una gestión eficiente que sirva al ciudadano de a pie que en este momento siente que se le parte el cuerpo a causa de los dolores que sufre por la enfermedad. Un poco más empatía no le vendría mal a la doctora y magíster Rosa Gutiérrez.

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