Si bien, casi todo el norte sufre por las lluvias diluvianas, tormentas eléctricas, inundaciones y altas temperaturas, la región Piura soporta la mayor carga destructiva de este fenómeno climatológico que ha sobrepasado el poder de respuesta del gobierno local y del mismo nivel central. Hay muchas cosas que reclamar, sobre todo a nivel de prevención, pero en ese momento lo urgente es asistir a las familias que han sido desalojadas de sus casas por el agua y el barro luego de cruentas noches de precipitaciones que arrancaban frases como: “Es el fin del mundo”, “El cielo nos cae encima”, etc. Muchos se burlaron cuando el alcalde de Lima sugirió apelar a la “ayuda divina” frente a la posibilidad de lluvias demoledoras sobre la capital, sin embargo, dada la tragedia en la tierra de Miguel Grau, el pedido es válido, máxime si en Piura, específicamente en Ayabaca, tenemos al milagroso Señor Cautivo, una suerte de Cristo Moreno, que suscita peregrinajes año tras año. ¡Ayuda a Piura, Señor!