Los peruanos debemos recordar que la izquierdista Susana Villarán ha sido uno de los más grandes fiascos de la política peruana, pues llegó a la Alcaldía de Lima, la capital del Perú, como una mujer “honesta” que venía a reformar la alicaída gestión pública plagada de delincuentes y corruptos. Para ello venía rodeada de gente “progre” y “cool”, supuestamente muy alejada de las malas mañas de los políticos de siempre. No obstante, la señora y sus amigotes terminaron siendo de la peor calaña, pues a diferencia de otros que recibieron plata para sus campañas, lo cual no es delito, ella se llenó las manos de dólares sucios siendo una autoridad pública en funciones. En otras palabras, la doña y sus ahijados cobraron coimas puras y duras, creyendo que sus poses de “reserva moral”, su hablar bonito en los medios y sus contactos en un Ministerio Público ideologizado, iban a salvarlos de caer en manos de la justicia, pero se equivocaron. La justicia tiene que caerles con todo el peso posible por sus delitos y por ser unos falsos valores.