El cruel secuestro de Valeria, la niña de 12 años que fue plagiada cuando iba en su movilidad escolar por una calle de Comas, debe marcar un punto de inflexión en la lucha contra la criminalidad que sin duda alguna ha desbordado el trabajo de las autoridades. Recordemos que hasta hace unos años, los raptos habían sido erradicados en el Perú. Hoy han vuelto a operar con ferocidad contra una inocente menor que pasa por una pesadilla desde el lunes último. Los peruanos no podemos seguir a merced de bandas de criminales, muchas de ellas integradas por extranjeros que han llegado solo a delinquir a través de acciones cometidas contra gente inocente. Lamentablemente, el sistema de justicia no ayuda en la lucha contra la criminalidad, por más que la Policía Nacional, dentro de sus inmensas limitaciones, hace un gran esfuerzo. Jueces y fiscales andan dedicados a las interpretaciones antojadizas de las leyes y los códigos, para soltar a criminales en perjuicio de la ciudadanía.

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