No exageramos cuando decimos que la situación política peruana es realmente preocupante. Y cómo no si, para empezar, todos los expresidentes de la República están en problemas con la justicia: Fujimori (preso en la Diroes), Toledo (escondido en EE.UU. por Ecoteva), Alan García (embarrado en el escándalo Lava Jato), Ollanta Humala (en presión por lo mismo), y el propio mandatario Pedro Pablo Kuczynski estaría metido en el cuento.

Ah, la misma candidata Keiko Fujimori ha sido sindicada de haber recibido financiamiento de Odebrecht, pero ella lo niega en todos los idiomas.

A ellos se suman varios gobernadores regionales (algunos también en prisión o prófugos) y alcaldes y exalcaldes, como es el caso de Susana Villarán, exburgomaestre de Lima, a quien acaban de dictarle impedimento de salida del país por un plazo de 8 meses. Tres milloncitos verdes le habrían caído de Odebrecht y OAS.

Como vemos, en los últimos años cundió el mal ejemplo en nuestro país, y las principales autoridades han hecho de la sospecha su modus operandi, alimentando la desazón de la población. La justicia tiene que ser drástica con sus sentencias porque si no la corrupción, las coimas y los negociados seguirán extendiendo sus tentáculos. Paremos esta degradación política.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.

Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.