Malas lenguas
Malas lenguas

...'Cada quien mata sus pulgas como puede', reza un dicho, y en el mundo de la televisión, muchas veces se toma a pie juntillas. Y es que la competencia feroz, el rating implacable y las ganas de ser 'diferente', obliga a diversos productores de la pantalla chica a recurrir a mil y una tretas para capturar audiencia. Los famosos 'ampays' son el producto de esta guerra feroz por entregar 'algo diferente' desde hace algunos años... Pero hay 'ampays' y 'ampays'. No todos son redondos, unos, al menos, se muestran 'creíbles', otros muy calculados. Unos dejan con la duda de la certeza del hecho, otros dan risa. Pero todos, sin excepción, son presentados como algo contundente y prueba irrefutable de una situación en la que casi siempre están involucradas dos partes... Hace dos noches vimos uno que francamente es un insulto al sentido común. Alguien en su sano juicio creería que el dueño de un local de diversión se podría haber puesto él mismo la soga al cuello para ser protagonista de su propio ampay? Es que de otra forma no se entiende cómo un señor, propietario de un salsódromo, que sabe quién es quién en el ambiente reporteril nocturno, da permiso para que ingresen a su local avezados periodistas y como un corderito cae ante ellos... Se muestra dándose de besitos con una bailarina frente a la cámara, cuando hasta su personal de confianza los sabe identificar. Por eso, muchos piensan que todo esto se arma para conveniencia de las partes y los verdaderos ampays, si los hay, caen en descrédito. Hay que inventar otros cuentos para la próxima.