El electo presidente de Estados Unidos anunció ayer a Susie Wiles, la directora en la sombra de su campaña, como su jefa de gabinete para su segundo mandato y también se mostró dispuesto a hablar pronto con el gobernante ruso, Vladímir Putin.
Sin embargo, horas después se conoció que el FBI (Buró Federal de Investigaciones) frustró un plan iraní para asesinar a Trump durante la campaña. El Departamento de Justicia acusó a un hombre vinculado a la Guardia Revolucionaria de Irán de tramar el plan.
El acusado es Farhad Shakeri, de 51 años, descrito como un afgano residente en Teherán que pasó una década en la cárcel de Nueva York, donde conoció a sus socios, antes de ser deportado -se supone que ahora radica en Irán-, y que es un miembro “activo” de la Guardia Revolucionaria.
El fiscal general Merrick Garland explicó que el régimen iraní encargó al acusado “dirigir una red de socios criminales para impulsar tramas de asesinato de Irán contra sus objetivos, incluyendo el presidente electo Donald Trump”.
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Declaró ante los investigadores
Se asegura que Shakeri participó voluntariamente en una conversación telefónica con el FBI, asegurando que el 7 de octubre pasado le encargaron preparar un plan para matar a Trump en la semana siguiente, pero que nunca pensó en preparar ese plan en el tiempo propuesto.
Después, la milicia iraní habría decidido posponer el plan para después de las elecciones, porque creía que Trump perdería y sería más fácil acabar con su vida.