Irán ha lanzado, con su ataque con misiles a bases del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Siria, una advertencia tanto a los yihadistas como a sus enemigos, al mostrar que su poderío militar es real y no se limita a sus fronteras.
Las autoridades de la República Islámica siempre han insistido en que su sistema de misiles tenía un fin defensivo y disuasorio y desde la guerra con Irak, en la década de los 80, no habían hecho uso del mismo en el extranjero.
Sin embargo, los primeros atentados reivindicados por el EI en Teherán, que se saldaron con 18 muertos y 50 heridos el pasado 7 de junio, han llevado a los responsables iraníes a adoptar una actitud más beligerante, que no se ha quedado en meras palabras, para probar que responderán a cualquier amenaza.
Tras el bombardeo con seis misiles en el este de Siria la noche del domingo, los Guardianes de la Revolución aseguraron que efectuarán más actos de "venganza" si se producen nuevos atentados y que la operación es "un mensaje a los patrocinadores regionales e internacionales de los terroristas".
El subcomandante en jefe del Ejército iraní, el general Ahmad Reza Purdastan, subrayó que en la actualidad "el poder defensivo no se restringe a las fronteras geográficas, sino que abarca cualquier lugar que suponga una amenaza".
De esta forma, Irán comienza una nueva etapa en su estrategia en la lucha contra el terrorismo con avisos de respuesta contundente al EI, pero también contra Arabia Saudí, Israel y Estados Unidos, a los que Teherán acusa de querer desestabilizar el país patrocinando a los extremistas.
"Es una escalada real porque es la primera vez en tres décadas que Irán dispara misiles en otro país", comentó a Efe la experta en yihadismo del Centro Carnegie de Oriente Medio Dalia Ghanem-Yazbeck.
Aunque los Guardianes de la Revolución "han estado involucrados en Siria por un tiempo", mediante su apoyo al régimen de Bachar Al Asad con asesores militares y milicianos chiíes, "esta es la primera vez que admiten golpear desde el interior de Irán", explica la analista.
En opinión de Ghanem-Yazbeck, ese bombardeo iraní en Siria "es un importante movimiento para el equilibrio regional y para el EI", un grupo que -agregó- con la pérdida de sus feudos en Siria e Irak "no va a desaparecer" ya que sus ramas locales ganarán más poder como ocurrió con Al Qaeda.
El ataque iraní fue contra bases del EI, pero desde los atentados de Teherán no pasa un día sin que responsables iraníes militares y gubernamentales amenacen a Riad y a Washington.
El asesor militar y excomandante de los Guardianes de la Revolución Yahia Rahim Safavi advirtió incluso de que las bases militares estadounidenses en Oriente Medio están al alcance de los misiles iraníes.
Este sistema de misiles, de fabricación iraní, es uno de los quebraderos de cabeza de Washington y de sus aliados regionales, como Arabia Saudí e Israel, conscientes de que un fallo de cálculo en su hostilidad hacia Irán puede tener consecuencias.
La tensión en la región se agravó especialmente desde la cumbre de Riad de mayo pasado, en la que el presidente estadounidense, Donald Trump, llamó a los países islámicos a "asilar a Irán" por ser un patrocinador del terrorismo.
Uno de los primeros resultados de esta cumbre fue la decisión de Arabia Saudí, Baréin y Emiratos Árabes Unidos, entre otros países, de romper relaciones diplomáticas con Catar, la pieza díscola del golfo Pérsico por sus lazos con Irán.
Tras este movimiento, Irán se ha volcado con Catar, al que ha permitido usar su espacio aéreo y ha enviado toneladas de alimentos, mientras que el propio presidente, Hasan Rohaní, ha hablado con el emir catarí, Tamim bin Hamad al Zani, para reforzar las relaciones.
Rohaní no ha usado en todo este tiempo un lenguaje beligerante pero el líder supremo, Ali Jameneí, afirmó horas antes del bombardeo en Siria que EEUU recibirá "una bofetada" por sus intentos de cambiar el régimen iraní.
Por su parte, el subjefe del Estado Mayor, el general Masud Yazayeri, denunció que el EI "perpetra acciones terroristas bajo la dirección de EEUU y Arabia Saudí", pero avisó de que Irán obligará a Washington a "cambiar de rumbo".
Un enfrentamiento demasiado abierto que va en detrimento de los esfuerzos del moderado Rohaní de mantener buenas relaciones con los países del golfo Pérsico, y aviva las llamas que consumen Oriente Medio.
Irán ha lanzado, con su ataque con misiles a bases del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Siria, una advertencia tanto a los yihadistas como a sus enemigos, al mostrar que su poderío militar es real y no se limita a sus fronteras.
Las autoridades de la República Islámica siempre han insistido en que su sistema de misiles tenía un fin defensivo y disuasorio y desde la guerra con Irak, en la década de los 80, no habían hecho uso del mismo en el extranjero.
Sin embargo, los primeros atentados reivindicados por el EI en Teherán, que se saldaron con 18 muertos y 50 heridos el pasado 7 de junio, han llevado a los responsables iraníes a adoptar una actitud más beligerante, que no se ha quedado en meras palabras, para probar que responderán a cualquier amenaza.
Tras el bombardeo con seis misiles en el este de Siria la noche del domingo, los Guardianes de la Revolución aseguraron que efectuarán más actos de "venganza" si se producen nuevos atentados y que la operación es "un mensaje a los patrocinadores regionales e internacionales de los terroristas".
El subcomandante en jefe del Ejército iraní, el general Ahmad Reza Purdastan, subrayó que en la actualidad "el poder defensivo no se restringe a las fronteras geográficas, sino que abarca cualquier lugar que suponga una amenaza".
De esta forma, Irán comienza una nueva etapa en su estrategia en la lucha contra el terrorismo con avisos de respuesta contundente al EI, pero también contra Arabia Saudí, Israel y Estados Unidos, a los que Teherán acusa de querer desestabilizar el país patrocinando a los extremistas.
"Es una escalada real porque es la primera vez en tres décadas que Irán dispara misiles en otro país", comentó a Efe la experta en yihadismo del Centro Carnegie de Oriente Medio Dalia Ghanem-Yazbeck.
Aunque los Guardianes de la Revolución "han estado involucrados en Siria por un tiempo", mediante su apoyo al régimen de Bachar Al Asad con asesores militares y milicianos chiíes, "esta es la primera vez que admiten golpear desde el interior de Irán", explica la analista.
En opinión de Ghanem-Yazbeck, ese bombardeo iraní en Siria "es un importante movimiento para el equilibrio regional y para el EI", un grupo que -agregó- con la pérdida de sus feudos en Siria e Irak "no va a desaparecer" ya que sus ramas locales ganarán más poder como ocurrió con Al Qaeda.
El ataque iraní fue contra bases del EI, pero desde los atentados de Teherán no pasa un día sin que responsables iraníes militares y gubernamentales amenacen a Riad y a Washington.
El asesor militar y excomandante de los Guardianes de la Revolución Yahia Rahim Safavi advirtió incluso de que las bases militares estadounidenses en Oriente Medio están al alcance de los misiles iraníes.
Este sistema de misiles, de fabricación iraní, es uno de los quebraderos de cabeza de Washington y de sus aliados regionales, como Arabia Saudí e Israel, conscientes de que un fallo de cálculo en su hostilidad hacia Irán puede tener consecuencias.
La tensión en la región se agravó especialmente desde la cumbre de Riad de mayo pasado, en la que el presidente estadounidense, Donald Trump, llamó a los países islámicos a "asilar a Irán" por ser un patrocinador del terrorismo.
Uno de los primeros resultados de esta cumbre fue la decisión de Arabia Saudí, Baréin y Emiratos Árabes Unidos, entre otros países, de romper relaciones diplomáticas con Catar, la pieza díscola del golfo Pérsico por sus lazos con Irán.
Tras este movimiento, Irán se ha volcado con Catar, al que ha permitido usar su espacio aéreo y ha enviado toneladas de alimentos, mientras que el propio presidente, Hasan Rohaní, ha hablado con el emir catarí, Tamim bin Hamad al Zani, para reforzar las relaciones.
Rohaní no ha usado en todo este tiempo un lenguaje beligerante pero el líder supremo, Ali Jameneí, afirmó horas antes del bombardeo en Siria que EEUU recibirá "una bofetada" por sus intentos de cambiar el régimen iraní.
Por su parte, el subjefe del Estado Mayor, el general Masud Yazayeri, denunció que el EI "perpetra acciones terroristas bajo la dirección de EEUU y Arabia Saudí", pero avisó de que Irán obligará a Washington a "cambiar de rumbo".
Un enfrentamiento demasiado abierto que va en detrimento de los esfuerzos del moderado Rohaní de mantener buenas relaciones con los países del golfo Pérsico, y aviva las llamas que consumen Oriente Medio.