El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha aparcado su plan de trasladar la embajada estadounidense en Israel de su localización actual en Tel Aviv a Jerusalén, una promesa que hizo hace meses pero que podría perjudicar cualquier acercamiento a los palestinos, informó hoy a Efe la Casa Blanca.
"No va a haber una decisión inminente sobre el traslado de la embajada", dijo a Efe una fuente del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien pidió el anonimato.
"El presidente ha dejado claro que quiere trasladarla, pero solo en el contexto de que haya más avances hacia una resolución a la disputa entre Israel y los palestinos", añadió la fuente.
El traslado a Jerusalén de la legación estadounidense es una aspiración que tuvieron varios presidentes estadounidenses, como Bill Clinton y George W. Bush, pero ambos abandonaron ese plan al toparse con la complicada realidad política del conflicto palestino-israelí.
Ningún país tiene su embajada en la ciudad santa y los palestinos interpretarían ese traslado como la aceptación de la ocupación israelí desde 1967 de Jerusalén Este.
Los palestinos reclaman a Jerusalén Este como capital de su futuro estado pese a que en 1980 fue anexionada de manera unilateral por Israel, en una decisión que no fue reconocida por la comunidad internacional.
Durante su campaña electoral, Trump prometió que trasladaría la embajada estadounidense a "Jerusalén, la eterna capital de Israel", algo por lo que muchos republicanos abogan.
El plan inicial de Trump era ordenar el traslado de la embajada en su primer día en el poder, pero finalmente se echó atrás, según reveló en febrero el senador republicano Bob Corker, quien fue uno de los considerados por el nuevo mandatario como secretario de Estado.
Sin embargo, poco después de llegar al poder, el nuevo mandatario estadounidense afirmó que el posible traslado de la misión diplomática "no es una decisión fácil" pero que estaba "pensando en ello seriamente".
Esa posibilidad había dado esperanzas al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien dijo el pasado domingo que mover la embajada estadounidense no dañaría al proceso de paz, "sino lo contrario".
"Trasladar la embajada lo haría avanzar (al proceso de paz), al corregir una injusticia histórica y destruyendo la fantasía palestina de que Jerusalén no es la capital de Israel", expuso entonces Netanyahu en un comunicado.
La decisión de Trump de aparcar ese tema llega menos de una semana antes de su visita a Israel el próximo 22 de mayo, con una agenda que incluye reuniones con Netanyahu y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, de acuerdo con la Casa Blanca.
Trump adoptó al comienzo de su Presidencia una línea dura de apoyo incondicional a Israel, y en febrero se desmarcó de la política de sus tres predecesores en la Casa Blanca al poner en duda que la paz deba incluir la creación de un Estado palestino, mediante la llamada "solución de dos Estados".
No obstante, desde entonces su Gobierno ha emitido veladas críticas a los asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, y la semana pasada Trump se mostró optimista sobre las posibilidades de lograr la paz entre israelíes y palestinos y se ofreció a ejercer de "mediador", sin profundizar.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha aparcado su plan de trasladar la embajada estadounidense en Israel de su localización actual en Tel Aviv a Jerusalén, una promesa que hizo hace meses pero que podría perjudicar cualquier acercamiento a los palestinos, informó hoy a Efe la Casa Blanca.
"No va a haber una decisión inminente sobre el traslado de la embajada", dijo a Efe una fuente del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, quien pidió el anonimato.
"El presidente ha dejado claro que quiere trasladarla, pero solo en el contexto de que haya más avances hacia una resolución a la disputa entre Israel y los palestinos", añadió la fuente.
El traslado a Jerusalén de la legación estadounidense es una aspiración que tuvieron varios presidentes estadounidenses, como Bill Clinton y George W. Bush, pero ambos abandonaron ese plan al toparse con la complicada realidad política del conflicto palestino-israelí.
Ningún país tiene su embajada en la ciudad santa y los palestinos interpretarían ese traslado como la aceptación de la ocupación israelí desde 1967 de Jerusalén Este.
Los palestinos reclaman a Jerusalén Este como capital de su futuro estado pese a que en 1980 fue anexionada de manera unilateral por Israel, en una decisión que no fue reconocida por la comunidad internacional.
Durante su campaña electoral, Trump prometió que trasladaría la embajada estadounidense a "Jerusalén, la eterna capital de Israel", algo por lo que muchos republicanos abogan.
El plan inicial de Trump era ordenar el traslado de la embajada en su primer día en el poder, pero finalmente se echó atrás, según reveló en febrero el senador republicano Bob Corker, quien fue uno de los considerados por el nuevo mandatario como secretario de Estado.
Sin embargo, poco después de llegar al poder, el nuevo mandatario estadounidense afirmó que el posible traslado de la misión diplomática "no es una decisión fácil" pero que estaba "pensando en ello seriamente".
Esa posibilidad había dado esperanzas al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien dijo el pasado domingo que mover la embajada estadounidense no dañaría al proceso de paz, "sino lo contrario".
"Trasladar la embajada lo haría avanzar (al proceso de paz), al corregir una injusticia histórica y destruyendo la fantasía palestina de que Jerusalén no es la capital de Israel", expuso entonces Netanyahu en un comunicado.
La decisión de Trump de aparcar ese tema llega menos de una semana antes de su visita a Israel el próximo 22 de mayo, con una agenda que incluye reuniones con Netanyahu y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, de acuerdo con la Casa Blanca.
Trump adoptó al comienzo de su Presidencia una línea dura de apoyo incondicional a Israel, y en febrero se desmarcó de la política de sus tres predecesores en la Casa Blanca al poner en duda que la paz deba incluir la creación de un Estado palestino, mediante la llamada "solución de dos Estados".
No obstante, desde entonces su Gobierno ha emitido veladas críticas a los asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, y la semana pasada Trump se mostró optimista sobre las posibilidades de lograr la paz entre israelíes y palestinos y se ofreció a ejercer de "mediador", sin profundizar.