Se le incrustó una granada
Se le incrustó una granada

Once horas de terror vivió Karla Flores, una vendedora de mariscos de 32 años, a quien una ojiva de una granada se le incrustó en el rostro, hasta que los médicos lograron operarla y retirarle el explosivo a riesgo de sus propias vidas. Esto ocurrió el 6 de agosto pasado en la ciudad de Culiacán, cuando la mujer caminaba por la calle cuando escuchó una explosión y sintió que algo le cayó en el rostro.