El “Juego del Calamar” parece haberse inspirado en la Unión Soviética gobernada por el genocida Joseph Stalin, quien realizó un “experimento” social y político muy parecido a la competencia en que los concursantes -en este caso presos, muchos políticos- rivalizaban matándose en busca de ganar alimentos.
A tal efecto, por orden del “comunista” Stalin se deportó a seis millares de hombres, mujeres y niños hasta el inhóspito paraje de Nazino y el resultado fue una suerte de “battle royale” en el que el premio era la comida, refiere un informe periodístico del reconocido portal de ABC de España.
“Se podrá acusar a Iósif Stalin de muchas cosas, pero no de estar poco informado. En el verano de 1933, una década después de que fuera nombrado Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, el Camarada Supremo recibió un estremecedor informe en su despacho. Una ojeada rápida le confirmó que hablaba de unos cinco mil enemigos del comunismo stalinista que habían sido trasladados por la fuerza hasta la isla de Nazino, en la región de Siberia: ‘Hambrientos, depauperados, sin techo, sin útiles… los deportados se encontraron en una situación sin salida. […] Muy pronto se produjeron casos de canibalismo’”, refiere ABC.
Una masacre social sin duda, la que hizo Stalin y su modelo de comunismo genocida.
Detalles macabros
Quizá por no soliviantar a Stalin, porque escandalizarle a golpe de barbaridades era una tarea imposible, el autor del informe, el instructor del partido de Narym en Siberia occidental se ahorró algunos detalles. Entre los datos que evitó dejar sobre blanco se hallan la batalla campal que se inició por los alimentos. Una suerte de “Juego del Calamar” en los que el premio era poder merendarse el cadáver inerte del enemigo. O algunas partes, al menos.
“No es cierto que comiera carne humana. Solo hígados y corazones”, explicó un superviviente que prefirió permanecer en el anonimato en una entrevista recogida por los periodistas Andrei Filimonov y Robert Coalson.
En su reportaje, los periodistas Filimonov y Coalson recogen el esclarecedor testimonio de Feofila Bylina, residente en las cercanías de Nazino. La anciana les explicó que, en una ocasión, escondió en su casa a una superviviente de la “isla de la muerte”, como la conocían: “Escapó mientras la llevaban a otro campamento. Pregunté qué le había pasado y me dijo que le habían cortado trozos de carne de las pantorrillas. Podía moverse sola, pero con dificultad. Parecía una anciana, pero no tendría más de cuarenta años”.
Los testimonios de los supervivientes que atesora el Museo GULAG de Tomsk son todavía más escalofriantes:
– ¿Comió carne humana?
– No es cierto que comiera carne humana. Solo hígados y corazones.
– ¿Podría darnos más detalles?
– Fue muy simple. Hicimos brochetas con ramas de sauce, les cortamos en trozos, pusimos estos en las brochetas y los asamos al fuego. Escogí a los que no estaban del todo muertos, pero que se iban a ir.
Video recordatorio
Stalin lleva en sus espaldas millones de crímenes. En Ucrania, el comunista mató a 7 millones de habitantes. Recordémoslo en este video: