y son acciones inherentes de todo ser vivo e indispensables para mantenerse, además de sano, en un máximo rendimiento. Ambas actividades están relacionadas y pueden afectarse tanto positiva como negativamente.

El término siesta proviene de la palabra “sestear”, creada por los romanos para referirse al descanso habitual de la “hora sexta”, comprendida entre las 14:00 y 16:00 horas.

Sentir somnolencia después del almuerzo puede ser consecuencia del proceso digestivo, pero también puede significar la necesidad del cerebro de darse una breve pausa para seguir trabajando.

Se estudió el efecto de la siesta en el rendimiento laboral. La conclusión a la que se llegó es que el reposo luego del mediodía mejora el rendimiento intelectual, las capacidades de concentración, atención y reacción, así como la alerta cerebral. Por otro lado, disminuyen los accidentes y los errores cometidos por la falta de reposo.

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