ANTONIA (36, La Perla). No se por qué no tengo mucha suerte en el amor, pues a pesar de que no me faltan galanes, todos terminan pronto las relaciones sin darme tiempo a entusiasmarme por completo.
Desde que estaba en la universidad mis enamorados me decían que era muy complicada, que hacía un mundo de las cosas más simples e insignificantes y por eso ponían punto final a nuestras relaciones.
Ahora que soy una mujer adulta me sigue sucediendo lo mismo. Yo me doy cuenta de que he madurado y las cosas que antes me parecían graves ahora me parecen tontas, pero igual no logro establecer relaciones largas.
La última pareja que tuve y de la cual estaba enamorada, terminó hace unas semanas nuestro romance diciéndome lo mismo que los demás: eres muy complicada.
Cuando le pregunté a Juan carlos el por qué de su alejamiento, me dijo que no me entendía, que complicaba demasiado las cosas simples y me dio algunos ejemplos.
Me recordó que no quería ir a casa de sus padres porque primero tendríamos que haber formalizado nuestra relación y de que nuestros padres se conocieran. A mí eso no me parece raro, pero según Juan Carlos, lo lógico es que ambos conozcamos a nuestros padres y luego presentarlos, cuando estemos seguros de que la relación será para siempre.
Después me recordó que nunca me ha gustado que me abrace en la calle y que me dé un beso, porque eso es para las casquivanas, porque a mí no me gusta exhibirme.
A mi gusto, se ve horrible que te estén besando en la calle y caminar aparrados cuando no es necesario, pero parece que para Juan Carlos era básico.
Pero ahora que se rompió la relación con Juan Carlos, me he puesto a pensar si realmente no seré yo la del problema y realmente me complico demasiado y por eso alejo a mis parejas.