La falta de deseo sexual se asocia a la psicología de la persona. No obstante, hay otras causas a considerar:
- Estrés y preocupaciones. Estas alteraciones psicológicas son grandes inhibidores del deseo en mujeres y hombres, pues suelen tener repercusiones físicas.
- Ansiedad y depresión. Estos trastornos merman la capacidad de la gente para desenvolverse adecuadamente en las distintas facetas de su vida, incluyendo la sexual.
- Fatiga. El cansancio extremo indispone física y mentalmente al sexo.
- Alcoholismo, abuso de drogas o medicación. El uso desmedido de ciertas sustancias químicas crea desbalances hormonales capaces de disminuir la libido.
- Dispareunia. Es el dolor vaginal después del coito.
- Miedo al embarazo y al contagio de ETS. El temor exacerbado evidentemente lleva a la persona a protegerse de situaciones que considera riesgosas, como en este caso es el sexo. Ayuda psicológica para identificar la causa del miedo es necesaria.
- Sequedad vaginal. Es una afección física que vuelve doloroso el coito.
- Abuso sexual previo. Traumas de este tipo crean rechazo a las relaciones físicas, además de sentimientos de culpa y vergüenza que impiden intimar.
- Incorrecta estimulación. Muchas mujeres son catalogadas de frígidas cuando en realidad solo necesitan ser estimuladas por más tiempo o de otra manera (el llamado ‘juego previo’ o la visita a un sexólogo pueden resolver el problema).
- Falta de vínculos emocionales o comunicación con la pareja. Si no hay confianza o entrega total, no será fácil disfrutar del sexo.
- Cambios relacionados con la menopausia. Tienen que ver con la edad, pero no necesariamente la pérdida del deseo es permanente.
- Cirugías. Las intervenciones quirúrgicas suelen dejar secuelas tanto físicas como nerviosas que indisponen al sexo. Lo mismo ocurre en el caso de enfermedad ginecológica.

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