Los cólicos del lactante son frecuentes. Se estima que hasta un 40% lo padece y suelen aparecer entre la tercera y sexta semana de vida y van disminuyendo, hasta desparecer, entre el tercer y cuarto mes.
Cuando un bebé recibe lactancia exclusiva, suele desarrollarse de esa manera, sin embargo, es cierto que si la madre consume alimentos que suelen llenarla de gases, algunas sustancias pueden pasar a la leche y formar gases en el neonato también.
En tanto, cuando se da fórmulas maternizadas la probabilidad de generar cólicos es mayor. La manera de resolverlo pasa por darle suaves masajes al bebé para estimular el movimiento intestinal y expulsar los gases.
Cabe resaltar que la formación de gases no justifica suspender la lactancia materna, por el contrario, debe mantenerse y, en la medida que el infante sea menor de 6 meses, la lactancia tiene que ser exclusiva y no debe darse infusiones ni agua con miel o similares.
Si los gases persisten e irritan mucho al pequeño, consultar a su médico pediatra.
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