¿Te has dado cuenta de que a tu hijo le cuesta trabajo aceptar que perdió un juego de mesa o una pequeña carrera entre ustedes, porque la forma en que lo demuestra es con enojo, llanto y berrinches? Y, por ende, ¿no sabes cómo reaccionar a esto?
Antes de que te invada la frustración y el enojo debes saber que es normal que eso ocurra en niños pequeños, porque es el momento en el que están entendiendo cómo funciona su entorno y sus emociones.
Justo en ese momento es cuando más te necesita, para guiarlo y enseñarle valores como el respeto a los demás, así como la mejor manera de afrontar situaciones difíciles en la vida. Sin duda, aprender a ganar y a perder es básico, ya que lo experimentará mil veces durante su vida.
¿Por qué es importante que un niño pequeño aprenda a perder? Porque estas experiencias le ayudarán a identificar y entender sus emociones y sentimientos.
Cuando le enseñas a tu hijo a reconocer sus sentimientos, le estás dando la mejor herramienta: la empatía, una habilidad que le ayudará a socializar durante su infancia y su vida adulta.
Tal vez sea difícil al inicio porque para un niño pequeño, perder significa más de lo que te puedes imaginar y le generará sentimientos de frustración y enojo. Por eso, ayúdale a entender que perder no es malo, al contrario, es una oportunidad para aprender y ser mejor. ¿Cómo hacerlo? Estos consejos de Naran Xadul pueden ayudarte:
1. Mantén una buena comunicación. Si va a jugar con sus amigos, dile que habrá perdedores y ganadores; pregúntale cómo se sentirá si es de los perdedores; coméntale que si pierde puede esperar a que terminen el juego para empezar uno nuevo y así tendrá una nueva oportunidad.
2. Reconoce el esfuerzo de tu pequeño. Cuando pierda, trata de enfocar la atención a todo el esfuerzo que puso en la actividad.
3. Evita dejarlo ganar todo el tiempo. A veces las mamás se dejan perder en algún juego o competencia con tal de que su hijo se sienta feliz, pero muchas veces suele ser contraproducente. Así que desde muy pequeño, déjalo perder.
4. Sé empático y valida su frustración cuando pierda. Evita regañarlo, avergonzarlo acerca de sus sentimientos, humillarlo o hacerlo de menos. “Es difícil perder cuando querías ganar”.
No dejes que tu instinto de protección haga que tu hijo viva en una burbuja, mejor muéstrale todos los escenarios de acuerdo a su edad y explícale lo que pasará, así estará consciente y podrá estar preparado para reaccionar.