La relación del gato con el humano se remonta al antiguo Egipto, donde de ser un animal que ayudaba a combatir las plagas de ratas, pasó a ser un animal altamente venerado. Diosas con forma de gato, como Bastet, y la prohibición de matar a los gatos (te podían condenar a pena de muerte si lo hacías) son muestras de ello. Pronto los griegos también quisieron adquirir a este animal tan preciado por los egipcios, y de este modo lo hicieron llegar a Europa.
Su fama de cazador de ratones hizo que el gato fuera bien recibido en este continente, hasta que llegó la Edad Media, así menciona un artículo de 'Cosas de gatos'. A finales del siglo XII en el sur de Francia se inició la primera Inquisición, que eran tribunales encargados de combatir la herejía y la brujería. A menudo, aquellas mujeres solitarias y misteriosas que no seguían el dogma de una religión eran consideradas brujas y, por ello, eran quemadas. Del mismo modo que en aquella época se empezó a considerar al gato como un animal sospechoso de confabular contra las autoridades. Esto ocurría por desconocimiento, ya que el carácter reservado y sigiloso de muchos felinos se vinculaba a que “estaba tramando algo”. Si una de esas mujeres misteriosas estaba acompañada de un gato, la fábula ya estaba servida.
A partir de estas falsas creencias aparecieron muchas leyendas en las que se intentaba hacer creer que los gatos eran, en realidad, brujas camufladas. El primer paso documentado en el que la Iglesia vincula al gato con la brujería es en el siglo XIII, cuando el papa Gregorio IX escribió que los gatos y el diablo estaban asociados. Esta vinculación tan fuerte al mal hizo que la población empezara a temer a los gatos, y lentamente comenzaron a exterminarlos, muchas veces con tortura y fuego.
El color negro, además, ha sido un color que en muchas culturas se ha vinculado a lo misterioso, lo oculto, el lado oscuro. Por ello, en seguida esta relación de temor a los gatos se vinculó especialmente a los gatos negros. En 1348 se inició una gran epidemia que duró unos tres años, y que se llevó consigo a la cuarta parte de la población europea: la Peste Negra o peste bubónica.
Más de 25 millones de personas murieron a causa de la Peste, con un mayor impacto en las zonas en las que había ratas. Ahora se sabe que la principal causante de transmisión era una pulga que llevaban estos roedores, pero por aquel entonces se desconocía el motivo. Y, casualmente, donde había ratas había gatos. Con lo que el desconocimiento y las historias de brujería hicieron pensar a la población que el gato era el culpable de la Peste.
¡No te puedes perder esto! Descubre a los seis signos más envidiosos del zodiaco
¡No te puedes perder esto! Descubre a los seis signos más envidiosos del zodiaco