La neurociencia ayuda a explicar cómo funciona el cerebro para aplicarlo en la mejora del proceso de aprendizaje.
La neurociencia ayuda a explicar cómo funciona el cerebro para aplicarlo en la mejora del proceso de aprendizaje.

La adolescencia representa una transición difícil (para padres e hijos), ya que el cerebro aún no ha madurado en la parte encargada de la planeación, el razonamiento y la toma de decisiones; pero sí en lo relacionado a las emociones. En aspectos de trastornos mentales, la ansiedad y la depresión representan casi la mitad (50%) entre los adolescentes de 10 a 19 años en el mundo, de acuerdo al informe Estado Mundial de la Infancia 2021 de la UNICEF.

La psicopedagogía y la neurociencia pueden ser muy valiosas en las aulas para enfrentar estas y otras dificultades. La primera se enfoca en la prevención, la detección y la intervención en los problemas de aprendizaje. Mientras que la segunda explica cómo funciona el cerebro para aplicarlo en la mejora del proceso de aprendizaje.

“El cerebro, al ser el órgano responsable del aprendizaje, nos permite adaptarnos al entorno. Al conocerlo en su desarrollo, nos permite reconocer sus potenciales y dificultades, así como trabajar para superar estas últimas. De manera práctica, la neurociencia ayuda a preparar al cerebro para la escuela (con énfasis en la nutrición, actividad física y sueño) y revela la importancia del ambiente para el desarrollo cerebral”, sostuvo el neuroeducador César Ruiz de Somocurcio.

En ese sentido, el especialista, en su libro “La singularidad del cerebro adolescente”, analiza cuatro dificultades escolares y cómo los padres pueden brindar su apoyo. Además, el autor presentará este mismo libro el próximo 21 de septiembre en la Derrama Magisterial en una conversación con Tito Rosario Chirinos, director de la UPC.

A continuación, el especialista identifica cuatro dificultades escolares y cómo los padres pueden brindar su apoyo:

  • Estrés académico: Frente a las exigencias del colegio, los jóvenes pueden experimentar niveles elevados de estrés y ansiedad, así como la disminución de su rendimiento. Algunas de las estrategias que ayudan a prevenir el estrés y sus manifestaciones son: planificar y priorizar actividades, decidir y aplicar diversas técnicas de estudio, mantener ciclos de sueño estables, y practicar deporte y meditación.
  • Problemas de organización: En la adolescencia aún están aprendiendo a organizarse y administrar su tiempo de manera efectiva. De no conseguirlo, esto puede afectar su rendimiento académico. Para resolver este problema, los padres pueden ayudarlos a crear un calendario y una rutina de estudio así como a usar agendas y aplicaciones para recordatorios. También se debe priorizar las tareas más importantes, establecer y planificar los tiempos de descanso.
  • Falta de motivación: El adolescente desmotivado puede haberse convertido en un estereotipo; pero solo es eso. Muchos pueden sentirse motivados, con metas e ilusiones cuando se trata de algo que desean. Los padres pueden ayudarlos a establecer objetivos claros y realistas para la escuela y su vida personal. También conversar con ellos sobre el sentido de las cosas, los jóvenes buscan razones.
  • Hábitos de sueño: Un mal hábito del sueño afectará negativamente al adolescente, tanto en sus relaciones sociales como en su rendimiento académico. Además, hay que recordar que durante el sueño se consolida lo aprendido. Para crear buenos hábitos de sueño, es necesario evitar el uso de pantallas luminosas (desde celulares a la televisión) 1 hora antes de dormir. También se recomienda evitar las bebidas energéticas (desde la tarde). En su lugar, se aconseja realizar actividad física durante el día y relajarse antes de dormir.

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