Son los más consentidores, pero también los más indicados para inculcar valores a los chicos de la casa.
Sin duda, entre las experiencias inolvidables que se viven durante la infancia, las que recuerdan con mayor cariño son las vividas junto a los abuelitos. Es que ellos, con su ternura y comprensión se convierten en los guías, amigos y cómplices de travesuras, con quienes se puede compartir inocentes ocurrencias sin recibir una llamada de atención a cambio.
Esta fructífera relación no sólo aporta al desarrollo y educación del nieto, sino también ofrece a los adultos mayores una vida llena de alegría y vitalidad que los ayudará a sentirse más jóvenes para participar en las reuniones y eventos familiares.
Y a pesar de ser los más consentidores, los abuelitos no olvidan la importancia de inculcarles valores morales en cada una de sus experiencias narradas, por lo que se convierten en sabios consejeros para los chicos. Otras actividades que fortalecen la relación abuelo-nieto son pasear con ellos, jugar, preparar postres y contar historias sobre el pasado de la familia.
Grandes pacificadores
Casi siempre los padres viven corrigiendo los errores de sus hijos, lo que despierta la rebeldía de los niños y genera conflictos familiares con tensas situaciones dentro del hogar. Es aquí donde los abuelitos calmarán las reacciones de ambas partes, a través de una postura neutral y conciliadora, con la finalidad de continuar manteniendo un ambiente armónico en casa.