En Perú, el 38.4% de los niños, niñas y adolescentes viven con sobrepeso u obesidad, y se pronostica que para 2030 el número de afectados llegará a un millón. Esta es una cifra preocupante, ya que, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), si no se corrige o se toman medidas preventivas, a largo plazo podrían desarrollar complicaciones metabólicas, resistencia a la insulina, hígado graso, diabetes tipo 2, entre otras condiciones.

De acuerdo con Eduardo Carcausto, médico internista de Sanitas, esta afección no solo afecta físicamente y metabólicamente a los menores, sino también causa problemas cognitivos y conductuales. “La obesidad infantil genera una susceptibilidad que los hace vulnerables a problemas psicológicos, inducido y exacerbado en gran parte por las redes sociales que abordan el tema de manera equivocada. Los niños que viven con esta condición tienen más riesgo de ser víctimas de acoso, y de sufrir episodios de ansiedad, depresión y baja autoestima”, señala.

El especialista también señala que, aunque algunos niños tienen sobrepeso por factores genéticos, sus principales causas son el consumo excesivo de azúcares refinados, alimentos muy procesados, y el sedentarismo. En ese sentido, ofrece recomendaciones a los padres u apoderados para prevenir y combatir esta condición:

  • Preservar un peso adecuado durante el embarazo. La obesidad antes y en el transcurso de la gestación aumenta el riesgo de que el niño o niña desarrolle esta condición, debido al exceso de grasa acumulado. Por lo tanto, es fundamental que las gestantes mantengan una masa corporal saludable, de acuerdo con las indicaciones de su médico.
  • Promover una alimentación balanceada desde una temprana edad. Esto implica proporcionarles a los pequeños, tanto en sus loncheras escolares como en casa, una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas, y limitar el consumo de alimentos procesados y bebidas azucaradas o golosinas. De esta manera, se establecen patrones saludables que pueden perdurar toda la vida.
  • Fomentar la actividad física. Se recomienda que la practiquen deporte, al menos media hora, con una frecuencia de cinco veces a la semana. Se pueden explorar diferentes ejercicios, idealmente parte de juegos físicos o deportes, siendo el ejemplo los padres en primer lugar, hasta encontrar las actividades preferidas por el menor, y limitar el tiempo frente a las pantallas para evitar el sedentarismo.
  • Asistir a los controles médicos. Estos chequeos permiten la detección temprana objetiva de la obesidad u otras condiciones relacionadas que afectan su bienestar, lo que facilita su intervención y tratamiento. Además, ofrecen la oportunidad de monitorear su crecimiento y establecer pautas de salud personalizadas.
  • Mantener un ambiente de apoyo. Es importante que los padres o apoderados sean un modelo de comportamientos saludables, ya que los pequeños suelen imitarlos. Que los adultos demuestren un estilo de vida activo hará que los niños se adapten más rápido a estas prácticas.

Finalmente, el Dr. Carcausto hace hincapié en la necesidad de que los padres busquen orientación médica para sus hijos, lo que permitirá que determinen un plan personalizado de acuerdo con diversos factores como la edad, peso, metabolismo, género, nivel de actividad y condición de salud.

“Con los programas de salud podemos evaluar el desarrollo de los niños, lo que nos permite detectar posibles enfermedades a tiempo para proteger su bienestar, además de proporcionarles estimulación temprana, controles odontológicos, vacunación, entre otros servicios. En Sanitas, acompañamos a nuestros afiliados y a sus pequeños en su proceso de crecimiento a través de nuestro plan ‘Control del Niño Sano’, el cual ofrece una atención integral que incluye un seguimiento constante para garantizar una infancia saludable”, concluye.

Para más información sobre los servicios y programas de salud que Sanitas ofrece, se puede ingresar a

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