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Las personas susceptibles tienden a sufrir más del estrés y de la angustia. Son generalmente demasiado delicadas para el trato común, y fáciles de agraviarse o de ofenderse con otros, por pequeños pretextos. Ser susceptible se asocia con mostrarse irritable e irascible. Teme, sospecha y desconfía de los demás porque por la mínima situación se siente agredido.

 

Para el o la susceptible una broma social se convierte en una ofensa y comentario crítico positivo en el trabajo le genera una crisis de autoestima o un cuadro de angustia innecesario. En ese sentido , no hay que exagerar en las reacciones y mantener el control emocional. Ante cada circunstancia es conveniente usar la razón.

 

No es bueno reaccionar con la sola emoción, sea de rabia, miedo, alegría o amor. Si es necesario es preferible comentar lo sucedido con los seres queridos o amigos y que nos den sus impresiones. De esta manera uno puede ver las cosas con mayor claridad. . Así como una persona puede llegar a lidiar con una fobia, las personas susceptibles pueden aprender a controlar sus emociones y dejar de ser tan sensibles e impresionables, sin dejar de lado su forma de ser.