El trastorno de bipolaridad es una enfermedad maníaco-depresiva de cuyo origen se conoce poco. Los especialistas suponen una relación hereditaria pero aún no han podido hallarla. No es curable pero sí tratable y se presenta con más frecuencia entre los 20 y 30 años, aunque inicia en la adolescencia y a veces se confunde con el trastorno por déficit de atención.

 

Un momento característico de la enfermedad es la llamada hipomanía, cuando el ánimo de la persona se eleva y experimenta una euforia y energía fuera de lo normal.

 

Algunos síntomas para estar alertas:

 

1. Tareas no completadas. La persona se llena de grandes proyectos truncos.

2. Hablan rápido. Se desesperan por ser escuchados, son inquietos y pasan de un tema a otro abruptamente.

3. La depresión. Para una persona bipolar se trata de un estado normal por lo que no es adecuado proporcionarle antidepresivos, estos medicamentos podrían alterar el ritmo de "subidas" y "bajadas".

4. Irritabilidad. Sobre todo cuando no han aceptado su condición y no se explican el por qué de sus cambios de humor.

5. Poco sueño. Los arranques de hipomanía pueden mantenerlos despiertos.

 

Otros tratamientos incluyen medicamentos con fuertes efectos secundarios, terapias que ayuden a afrontar estos efectos y terapias grupales junto a la familia, que los motiven a compartir sus experiencias. Este desorden puede ocasionarles la muerte, muchas personas intentan suicidarse luego de haber experimentado episodios psicóticos de alucinaciones.  

Foto: ©iStockphoto.com/Ondine32