A sus 24 años, ha leído más de 250 libros, ha escrito los poemarios “Del amor y otras (des)ilusiones” y “libérame” y acaba de inaugurar una biblioteca escolar en el colegio I.E. Carlos Alberto Izaguirre de Chavín de Huántar, Áncash, donde es docente del programa Enseña Perú. Además, tiene un canal en Youtube que cuenta con más de medio millón de visitas y su misión, desde los 16 años, es acercar los libros a niños y adolescentes.

Diario OJO conversó con el comunicador sobre la lectura, una de las aristas culturales más débiles de la población peruana.

¿Qué te acercó a la lectura? Siempre he creído que para que una persona se interese en la lectura, primero, debe tener libros cerca, así lo creía mi abuelo también y nos regaló una biblioteca entera para mi casa. Ni mis padres ni hermanos leen, pero yo escalaba esa biblioteca una y otra vez. Ojeaba, olía y tocaba los libros. Era muy curioso. Poco a poco, los fui abriendo y descubriendo que eran más que una portada bonita, eran historias y mundos por explorar.

¿Qué te empujó a pararte frente a una cámara a hablar de libros? ¿te costó mucho? Me motivó mucho el querer comunicar. Siempre me ha gustado hablar y compartir mis opiniones. Decidí grabar mis reseñas porque quería compartir todo lo que estaba leyendo a más personas y, tal vez, encontrar a lectores como yo. Crear una comunidad y compartir esta pasión con más jóvenes.

¿Qué es lo que más te ha aportado de ser booktuber? Saber que no importa la edad que tenga, cuando abrí el canal tenía solo 16 años, para generar un cambio real y positivo. Empoderarme de esa forma desde adolescente me hizo dar cuenta que cuando uno pone el corazón en cada acción que realiza, el mundo y el universo te lo devuelve con creces.

¿Cómo se puede fomentar la lectura a generaciones que están pegados al smartphone las 24 horas del día? En primer lugar, es importante tener un espacio con libros y, en segundo lugar, hacer conscientes a los jóvenes que la lectura aporta a su desarrollo personal y animarlos a escoger la temática que ellos quieran. Un error común es pensar que leer es solo elegir libros clásicos. Los jóvenes deben y pueden leer lo que les provoque.

¿Qué acciones consideras que nos alejan de la lectura? Nos alejan muchas cosas. Por ejemplo, los prejuicios como pensar que leer es aburrido o es para nerds. Son estereotipos que trato de romper constantemente. Nos alejan también de los libros esas personas que nos imponen la lectura como castigo o como algo obligatorio. O, incluso, esas personas que piensan que tenemos que comenzar con obras maestreas y clásicos internacionales cuando, en primera instancia, debemos conectar.

¿Cuántos libros lees al mes y cómo te organizas? Cuando tenia 15 y 16 años leía 60 libros al año. Ahora, que tengo 24 años, me he dado cuenta que mi filosofía de leer por placer no debe cambiar. Hay años donde leo solo 20 libros al años. Este año solo voy leyendo 6. No me estreso, no me obligo y no me apresuro. Leer es un placer y lo disfruto como tal. Hay momentos donde estoy muy cansado o simplemente no se me antoja leer. Dejo que mis ganas fluyan y las dejo ser.

Según un estudio, los peruanos leen un libro al año en promedio, ¿a qué crees que se deba esta cifra? A muchos factores como la poca difusión de espacios de lectura gratuitos, el creciente uso de la tecnología y el poco interés por actividades recreativas, no solo la lectura, sino también hobbies como la música, deportes, etc. Y, por último, pero no menos importante, el costo de los libros que sigue siendo inaccesible para muchas personas.

Actualmente, eres docente en el programa Enseña Perú y promueves la lectura en niños de la región Ancash. ¿Qué percibes de la educación en el país? ¿qué cambiarías del panorama actual? Cuando llegué a Áncash no solo me he encontré con una brecha educacional de dos años de pandemia, sino también con el uso excesivo de dispositivos. La educación en el país está en crisis. Si me preguntas qué cambiaría sería la exigencia a los docentes. Somos nosotros quienes guiamos en el aprendizaje a los estudiantes, les permitimos ser autónomos, pero también debemos promover el desarrollo de las competencias para que puedan ser ciudadanos efectivos en la vida.

Muchos creen que la lectura no puede ser un acto en solitario. ¿Qué tanto influyen los clubes de lectura en este hábito? La lectura es un acto solitario hasta que ya no lo es. Lo aprendí a los 16 al abrir mi canal. No hay nada más lindo que compartir lo que lees y compartir, por supuesto, tus opiniones sobre ello. Analizar, reflexionar y meditar sobre lo leído con más personas no solo te ayuda a interiorizar la lectura, sino también te ayuda a conocer otras perspectivas y que te dejen huella.

A tus 24 años has logrado escribir dos poemarios, los poemarios “Del amor y otras (des)ilusiones” y “libérame”. ¿Cómo ha sido este proceso? Escribir para mí es una terapia. Expresar mis emociones y lo que vivo a través de la poesía me ayuda a lidiar y canalizar con muchos sentimientos que a veces me sobrepasan. La poesía es mi manera de amarme. Es mi consciente y subconsciente, ambos unidos en un solo arte.

¿Hay algún consejo que le darías a alguien que se quiere dedicar a escribir poesía? Deja que fluya. A diferencia de otros géneros, la poesía es pura inspiración. No te puedes sentar una hora al día a escribirla. La poesía viene. La poesía te toca. No es algo premeditado.

¿Cuáles son tus libros favoritos? ¿Por qué? ¡Qué difícil pregunta! Desde los 16 hasta ahora, he leído más de 250 libros. Elegir favoritos es muy complicado. Podría recomendar “Un monstruo viene a verme”, “La amiga estupenda”, “La ridícula idea de no volver a verte” “El nombre del viento” o “El Hobbit”. Son libros que me cambiaron la forma de ver la vida.

12,200 suscriptores en su canal en Youtube. En todas sus plataformas lo encuentran como Sebastian Alanya.

Estudió Ciencias de la comunicación en la Universidad de San Martín de Porres. Actualmente, pertenece a la comunidad All Stars de Converse donde se encuentran jóvenes que se manifiestan ante problemáticas sociales.

Sebastián junto a sus alumnos del colegio I.E. Carlos Alberto Izaguirre de Chavín de Huántar, Áncash.

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