Los ácaros se encuentran en todos lados y estos se acumulan en las áreas donde haya polvo o humedad. En las casas, los ácaros se presentan con frecuencia en los dormitorios. Los colchones de las camas constituyen su refugio ideal y suelen crecer en número en épocas de altas temperaturas y lugares con niveles de humedad elevados.
Es por ello que si no se eliminan los ácaros pueden producir alergias, cuyos síntomas incluyen taponamiento nasal, secreción, estornudos, picor nasal, e incluso episodios de asma bronquial caracterizados por dificultad respiratoria, accesos de tos.
Durante el verano utilice ropa de cama a prueba de alérgenos. Cubre el colchón y almohadas con cubiertas que bloqueen el polvo. Lava cada semana las sábanas y la ropa de dormir. Esto debe ser lavado con agua caliente a 60 grados centígrados para eliminar los ácaros del polvo y los alérgenos. Si no tiene tiempo para lavar, sacuda las sábanas y la pijama al aire libre, y déjelo en el sol un rato. También puede pasar un plancha caliente para matar los ácaros. Procure taparse con un pañuelo.
Elimine alfombras y otros refugios de los ácaros. Otro lugar donde se acumulan ácaros es encima de cemento, que retiene la humedad con facilidad y proporciona un ambiente ideal para los ácaros. Considere no comprar muebles que capten con facilidad el polvo. Evite en lo posible tener libros o acumular papeles en su dormitorio, recuerde que para eso están los libreros, las salas o las bibliotecas.
Asegúrese de aspirar con frecuencia todos los rincones de su casa, sobre todo si cuenta con hijos, ya que son los más vulnerables a tener alergias debido al polvo. Los ácaros desaparecen durante estaciones frías. Nunca se exponga directamente si va a realizar el aseo de algún lugar de casa.
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