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La mayoría de los bebés disfruta del baño. Sin embargo, a algunos recién nacidos les cuesta acostumbrarse a este hábito de higiene y, por eso, lloran. 

 

Si tu bebé es uno de ellos probablemente sea porque su temperamento los hace más irritables y toleren menos los cambios de ropa, de actividad o de postura. Otra posibilidad es que se sientan inseguros al encontrarse sin ropa y sin apoyo.


Por lo general se van habituando al baño y, poco a poco, disfrutan más con esta actividad. Para evitar el estrés, pueden bañarlo en días alternos ya que los bebés no se ensucian tanto, y solo limpiarle la cara y sus partes íntimas a diario.

 

Precauciones del baño
Cuando quieras revertir la situación, intenta hacer del baño una actividad relajante que favorezca el sueño del bebé. El baño favorece el contacto corporal entre la madre o el padre y el bebé, lo cual tranquiliza y otorga seguridad. Es un buen momento para hablarle, cantarle, hacerle algún mimo o, después del baño, darle un masaje.

 

La bañera no debe llenarse más de 10 o 15 centímetros y la temperatura del agua debe estar cercana a la temperatura del cuerpo 35-37º. Si no dispones de un termómetro de baño, puedes comprobar la temperatura introduciendo un codo en el agua. Empieza llenando la bañera con agua fría y completála con agua caliente.