Los piercing en la boca suelen lucir bien en cualquier persona, convirtiéndose así en las perforaciones favoritas de muchos en día. Sin embargo, no todo es color de rosa y pueden ser peligrosas si no se cuida de la manera adecuada.

Dolor e inflamación

Sucede luego de un par horas finalizada la perforación. Este efecto puede prolongarse durante algunas semanas, dificultando la capacidad de comer o hablar. En caso de una infección, la lengua puede bloquear la vía respiratoria y evitar respirar apropiadamente.

Infección

El labio y la lengua son zonas altamente sensibles. Por eso, la presencia extraña de una pieza de joyería, especialmente si no es de calidad, aumenta las posibilidades de sufrir una infección debido a la acumulación de bacterias.

Traumatismo dental

El golpeteo del piercing con los dientes es bastante frecuente y de manera casi inconsciente. Con el pasar del tiempo, las piezas dentales perderán su estabilidad y hasta forma forma del esmalte.

Mal aliento

Cepillarse los dientes tampoco será una tarea sencilla, pues un piercing en el labio o lengua no permite eliminar de manera eficaz los restos de comida y placa bacteriana.

Babeo excesivo

Las joyas estimulan una excesiva producción de saliva, resultando difícil tragar comida o hablar claramente. Además, también puede verse alterado el sentido del gusto debido a la acumulación de baba dentro de la boca.

Precauciones

Si después de conocer estos riesgos aún sigue adelante con la decisión de ponerse un piercing, es necesario que lo realice un profesional con experiencia y con todos los medios higiénicos adecuados.

Del mismo modo, el mantenimiento debe ser igual de estricto y con higiene meticulosa. Por ello, no olvide utilizar productos antisépticos, no fumar y visitar al odontólogo ante la primer señal de alerta.

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