“Las palomas no matan a las escopetas”, fue la frase que usó el fiscal de la Nación interino Tomás Gálvez para referirse a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, a quienes acusó de oponerse a dejar sus cargos porque no quieren “que se descubra la inmundicia que debe existir al interior de los casos (que investigan)”.

“Se han apoderado de los casos, han asumido que son sus casos, que no son investigaciones del Ministerio Público, y que nadie los puede sacar. Están diez años investigando y su fracaso es evidente, el encubrimiento a los investigados es evidente”, remarcó.

Gálvez descartó tener miedo a Vela y Pérez, a quienes -dijo- siempre los ha denunciado. “Los fiscales se aproximan al fiscal de la Nación, no es al revés”, aclaró.

Al dar por hecho la desactivación del equipo especial Lava Jato en la Fiscalía, explicó que en una reunión con los fiscales supremos se evaluará a qué fiscalías se integrarán estos grupos de fiscales.

Luego ironizó sobre la suspendida exfiscal de la Nación, Delia Espinoza. “Está suspendida por diez años, si en el año once estamos vivos, la veremos aquí”, dijo.

Fiscales en la mira

Gálvez denunció que actualmente hay 68 fiscales amenazados por mafias criminales.

Junto al ministro del Interior, Vicente Tiburcio, y el comandante general de la Policía Nacional, Óscar Arriola, se dio a conocer que la fiscal de Lima Norte, Miriam Parra, sigue recibiendo amenazas contra su vida.

Tomás Gálvez aún es investigado por el caso “Cuellos Blancos” y es cuestionado por remover a fiscales.