Perú atraviesa un momento crucial en la preservación de sus Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI). Estas comunidades, que han optado por mantenerse ajenas al mundo exterior, enfrentan una serie de amenazas que ponen en riesgo su supervivencia y su modo de vida ancestral. En medio de este desafío, expertos y líderes indígenas han destacado la importancia de mejorar la calidad de vida de las poblaciones vecinas a las reservas indígenas como una estrategia fundamental para protegerlos.
“Las reservas indígenas no son islas, están inmersas en otros territorios, de modo que cualquier impacto en estas áreas del entorno genera un impacto dentro de las reservas y, por lo tanto, afectan a las poblaciones que buscan proteger. En definitiva, la reserva depende de su entorno”, señaló Miguel Macedo, del Instituto del Bien Común, asociación civil peruana. Esta afirmación subraya la interconexión entre las áreas circundantes y las reservas indígenas, destacando que cualquier amenaza externa puede repercutir directamente en la integridad de estas comunidades vulnerables.
Para Macedo, mejorar la calidad de vida de las poblaciones vecinas a las reservas indígenas es fundamental para cerrar el paso a los invasores y reducir el riesgo de contacto no deseado. “Esta mejora se puede lograr mediante la implementación de planes de vida de las propias comunidades y, al mismo tiempo, conseguir la protección de los recursos naturales en colaboración con programas de desarrollo respaldados desde múltiples niveles del Estado, desde el ámbito nacional hasta las municipalidades locales”, explicó.
Este enfoque se alinea con la estrategia adoptada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) para establecer corredores territoriales que permitan a los pueblos en aislamiento moverse en busca de recursos esenciales para su supervivencia. Además, la población circundante puede desempeñar un papel crucial en la protección de los PIACI, colaborando en áreas como la salud.
Por su parte, el experto en salud indígena, Neptalí Cueva, concuerda con que una mejor calidad de vida y mejores niveles de salud entre la población aledaña a las reservas indígenas puede contribuir a una mejor protección de las poblaciones en aislamiento.
Cueva destacó que la atención en salud para las poblaciones en contacto inicial presenta desafíos particulares, pues no se puede aplicar las respuestas estandarizadas del Estado para el resto de la sociedad, y se requiere personal de salud preparado especialmente. Uno de los riesgos es que “el contacto puede causar que ellos empiecen a depender de la cura que viene de afuera y abandonar sus saberes ancestrales”, señaló.