La dieta en la diabetes cambia según la etapa de la enfermedad. Cuando se debuta con niveles muy elevados (superiores a 200 mg/dl) la dieta suele ser restrictiva. Se permite todo tipo de carnes, aves, pescado, así como verduras crudas y cocidas pero enteras.

También grasas saludables y semillas como palta, nueces, etc. y lo que no se permite son todos los almidones (cereales, tubérculos, menestras, etc.) y azúcares (de fruta, miel, compotas, etc.) hasta que se vaya normalizando la glucosa sanguínea.

En una segunda etapa incorporamos gradualmente carbohidratos altos en fibra como menestras, cereales y granos integrales en la comida principal y en pequeña cantidad. Según la evolución del paciente, se va incorporando fruta fresca entera de preferencia acompañada de proteína como yogur sin azúcar o nueces.

El objetivo del tratamiento nutricional es reducir la glucosa sanguínea a niveles seguros considerados por el médico tratante, luego mantenerlos dentro de los rangos normales para el paciente y finalmente establecer una estructura de dieta que sirva de guía para una alimentación saludable.