

En tierra de nadie se ha convertido el cementerio Santa María de Bayóvar, en San Juan de Lurigancho, donde gente de mal vivir ocupa los nichos para dormir y drogarse; hasta han cometido profanaciones de tumbas.
Según contaron los vecinos, el cementerio está alrededor de diez años abandonado por la autoridad municipal, razón por la cual no solo se ha convertido en foco de reunión de drogadictos, sino también de chamanes que realizan todo tipo de rituales en horas de la noche.
“Este cementerio es refugio de delincuentes y drogadictos. Incluso, por la noche vienen y se roban los cuerpos de los muertos. Deben poner seguridad en el lugar”, dijo una vecina mientras señala los más de diez nichos que albergan ataúdes vacíos.
A esta denuncia se suman los robos que sufren los vecinos, a toda hora del día, por parte de delincuentes que se ocultan en los nichos, debido a la falta de seguridad en la zona.
INTERVENCIÓN.
Personal de la Municipalidad de San Juan de Lurigancho, en compañía de efectivos de la Policía Nacional, acudió al camposanto e intervino a seis ciudadanos que ocupaban como viviendas varios nichos vacíos, donde se encontraron colchones y frazadas.
“Se va a proceder a clausurar dos puertas del cementerio y elevar paredes perimetrales. Se ha intervenido a seis presuntos delincuentes. Vamos a recuperar el principio de autoridad", dijo a un medio televisivo el alcalde distrital Alex Gonzales Castillo.
Como parte de los trabajos de recuperación de los espacios públicos, personal de limpieza de la comuna procedió a retirar los residuos sólidos acumulados, mientras se efectuó la fumigación de nichos y pabellones, pues representaban un peligro para los colegios aledaños.
La caseta de dos pisos edificada como oficinas administrativas, la cual era usada para ingerir alcohol y drogas, se convertirá en una caseta del Serenazgo para ofrecer seguridad a los vecinos.
Voceros de la comuna añadieron que los familiares podrán visitar a sus difuntos con ciertas restricciones en el acceso.