Puede resultar fácil identificar una galleta como alimento poco saludable tan pronto como observamos que, por ejemplo, está rellena de una crema de color sumamente dulce y reconfirmamos cuando al leer los ingredientes encontramos que el azúcar añadida ocupa los primeros lugares.
También cuando reconocemos pocos de sus ingredientes como la harina de trigo porque el resto son nombres extraños, muchas veces difíciles de pronunciar y más aún si estos forman una larga lista que nos hablan de saborizar, texturizar, conservar, etc.
También encontramos opciones de galletas que visualmente parecen ser saludables por observarse como artesanales. Aquí la pregunta es: ¿realmente lo son? El hecho de ser artesanal no garantiza la calidad nutricional de una galleta, ni siquiera el hecho de elaborarse en casa como postre familiar.
Lo que define como saludable la preparación de una galleta son sus ingredientes y la proporcionalidad de cada uno. Cuando elijas una galleta busca que sus primeros ingredientes sean de cereales y mejor aún que conserven la fibra.