La lucha de Ana Estrada Ugarte por conseguir el derecho a “una muerte digna” ha empezado a cobrar mayor fuerza, luego de que la anunciara ayer que asumirá su defensa ante los tribunales peruanos.

Desde el año 2016, la psicóloga de 42 años, que padece de una enfermedad degenerativa, autoinmune e incurable llamada polimiositis, busca acceder a una muerte asistida y en condiciones dignas.

El defensor de Pueblo, Walter Gutiérrez, señaló que el órgano defensorial asumirá el caso “para que se respete y garantice la voluntad libre e informada de una persona de decidir el cese de su vida”, ante una condición que afecta de manera irreversible su dignidad.

Pedido

La polimiositis ha paralizado todos los músculos de Ana, lo que la obliga a depender de un respirador artificial y de la asistencia de cinco enfermeras. Por ello, hace tres años inició la búsqueda de una muerte digna.

“Esto se trata de libertad, no de querer morir. Yo no me quiero morir; yo lo que quiero es la libertad de poder elegir. Si en algún momento lo necesito, quiero poder elegir y morir para no sufrir”, escribió en su blog denominado “anabuscalamuertedigna”.

De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, la solicitud de Ana no tiene precedentes. Además, Gutiérrez precisó que no existe un marco normativo que le permita al Estado garantizar el acceso al derecho a la muerte en condiciones dignas.

A ello se suma, según la abogada penalista Romy Chang, que el Código Penal sanciona como delito el acto de matar a un enfermo incurable que solicita, de manera expresa, poner fin a su vida.

“A pesar de que se pueda tratar a una acción realizada ‘por piedad’, lo que se configura es un homicidio piadoso, que está penado en el país con hasta tres años de cárcel”, explicó a OJO.

Ojo al dato

El defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, consideró que este puede ser el precedente para otros casos similares al de Ana Estrada.

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