Antes de la pandemia, el Perú registraba para esta fecha más de 716 mil episodios de diarreas agudas (EDA) en promedio, que afectaban sobre todo a menores de 5 años. En el 2020 y 2021, en el mismo periodo, estos casos se redujeron a la mitad: a 366 mil, según el Centro Nacional de Epidemiología y Prevención de Enfermedades, del Ministerio de Salud.
Según el médico pediatra del Instituto Nacional de Salud del Niño, Carlos Del Águila, se trata de un efecto de la pandemia, la cual ha enseñado y reforzado la importancia de la prevención respecto a la higiene personal, como lavarse las manos o limpiar debidamente los alimentos.
“La pandemia del COVID-19 nos ha enseñado muchas cosas en salud y una de las tantas es la importancia de la prevención con respecto a la higiene, relacionada al uso del agua. Son actitudes básicas: lavarse las manos al llegar a la casa, la higiene de los alimentos, entre otros. Es decir, nos habíamos olvidado de esas acciones y la pandemia nos ha hecho recordar su importancia”, señaló.
A esto se suman las medidas que se se han implementado por la emergencia sanitaria. Por ejemplo, en la capital, desde el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) que ha distribuido agua potable a 187,897 viviendas de asentamientos humanos donde no hay conexiones de agua potable, lo cual ha beneficiado a 781,446 ciudadanos.
Esta población viene a ser la brecha de Lima Metropolitana que no cuenta con este servicio, estimada en el 7% del total de habitantes, y vive en zonas poco accesible.
“Cuando instituciones como Sedapal tratan de solucionar de alguna manera esa dificultad de acceso -porque a veces hacer un perfil de proyecto dura años- y promueve la distribución de agua en 28 distritos, está tocando una arista importante porque los niños son los más beneficiados de esto”, refirió el galeno.
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Lima es justamente una de las ciudades que más reducción de EDA ha registrado: de 20 mil casos bajó a 8 mil, y sobre todo en los distritos atendidos por Sedapal como son Comas, Callao, Ate y San Juan de Lurigancho. “La pandemia nos recuerda qué importante es tener en cuenta la higiene en salud y para eso necesitamos agua en cada zona, sobre todo en donde no la hay”, dijo Del Águila.
Agregó que las enfermedades diarreicas agudas en los niños son las más frecuentes y si no se disminuye su frecuencia afecta el estado nutricional a largo plazo. “La desnutrición tiene varias aristas. Una de ellas es la falta de agua porque trae infecciones y esto merma el estado nutricional. Cada vez que el niño se enferma, come menos y disminuye su talla, peso y se va desnutriendo. El agua es parte de la serie de aristas de promover el estado nutricional de los menores”, acotó.