En estos tiempos de turbulencia política, nada como un buen meme para ironizar sobre la situación. “El meme es una extensión de la sátira del periódico, pero más popular. Es un desfogue popular, y eso existe desde la imprenta”, señala Daniel Chicoma Lúcar, consultor en temas digitales.
Sin embargo, hay quienes no piensan como él. Hace unos días, el estado mexicano de Veracruz aprobó una ley antimemes. El objetivo es castigar a quien difunda imágenes o textos ofensivos, o que dañen la reputación de las personas, con penas que van desde trabajos comunitarios hasta dos años de prisión.
En nuestro país, también se ha pretendido poner un límite al uso de los memes. El 12 de octubre, seis congresistas de Fuerza Popular, encabezados por Alejandra Aramayo, enviaron una carta a la ministra de Cultura, Patricia Balbuena. Le exigían que la reportera de TV Perú, Sheyla Herrera Yui, sea sancionada por compartir -desde su cuenta de Facebook- un meme sobre la prisión preliminar a la que había sido sometida Keiko Fujimori.
En el meme, se veía una caricatura de la lideresa naranja y al lado un traje a rayas como para cortar con tijeras. La imagen replicaba a las muñecas de papel de las niñas y venía acompañada de la frase “Políticos para recortar”. A Aramayo y compañía les pareció que aquello “denigraba a la señora Keiko”.
Herrera, no obstante, manifestó que actuó en su “calidad de ciudadana” para expresar un punto de vista personal. Asimismo, acusó a la bancada fujimorista de pretender atentar contra su libertad de expresión y convertirse en “policías de memes”. El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) también se pronunció y protestó, pues -a su juicio- era una “medida restrictiva contra la libertad de expresión de una periodista que, si bien trabaja en el canal estatal, está protegida por el derecho a su libertad de expresar sus opiniones políticas sean críticas o no frente a autoridades y funcionarios públicos”.
Memes para cada ocasión. Las amenazas naranjas no han frenado el afán satírico que los peruanos expresan a través de internet. Cuando Keiko salió en libertad y el juez César Hinostroza fugó del país, las pantallas de los celulares y las PC se llenaron de más memes. Lo mismo ocurrió cuando “Cuevita” falló ese penal o nuestros “padres de la Patria” se pelean en el Parlamento. En realidad, cada hecho público amerita su meme.
“Los memes durarán mientras la situación permanezca o el personaje permanezca. Entonces, cada burrada que diga un congresista, por ejemplo, va a tener su meme”, sostiene Daniel Chicoma.
Sin embargo, los memes también se ajustan a la vida privada. Podemos usarlos en contextos más personales, y por lo tanto, crearlos ad hoc. Crear un meme es muy simple. Existen páginas y aplicaciones como “memegenerator.es” o “giphy”, donde ya hay imágenes predeterminadas a las que solo se les agrega texto. Así, si queremos burlarnos de un allegado, podemos elegir la foto del Willy Wonka setentero (encarnado por el actor Gene Wilder) y agregar el texto. Si un amigo dijo o hizo una tontería, mal no viene la imagen de Batman pegándole una cachetada a Robin. Y si se desea algo incluso más personalizado, es posible subir una fotografía de nuestra propia computadora o celular.
En realidad, no importa de qué se trate el meme. Según el especialista Daniel Chicoma, “para que tenga éxito, todos tienen que entender el mensaje. Si se quiere lanzar un meme a nivel nacional, tendrá que estar vinculado a temas como el fútbol o la política. Si el público es latinoamericano, funciona, por ejemplo, la imagen de Pablo Escobar y la frase ‘te voy a mandar la moto’. Un meme de Keiko fuera del contexto peruano no tiene ningún sentido”.
Origen de los memes. El término “meme” fue acuñado por el biólogo evolucionista Richard Dawkins, en su libro “El gen egoísta” (1976). Según la “Enciclopedia Británica”, deriva de mimema ‘cosa imitada’, en griego. De hecho, en inglés, el vocablo meme suena similar a gene ‘gen’. A grandes rasgos, el científico concibió a los memes como entidades no físicas que se propagan de cerebro a cerebro, así como los genes se transmiten de padres a hijos. En otras palabras, son unidades de transmisión cultural.
Un comportamiento, una idea, un tono, una frase pegajosa o una imagen pueden ser memes. Pero los memes no son objetos, ya que son intangibles. La imagen que tenemos de Cristo (de pelo largo y claro) puede ser un meme, pero no el cuadro en que se pintó ni mucho menos el Jesús de carne y hueso que vivió hace 2000 años, pues es muy posible que ni siquiera haya lucido así.
En la sociedad digital, el meme es una imagen no física que vive a través de computadoras y de internet. “Creo que los memes encontraron su plataforma de lanzamiento en las redes sociales. En el Perú, seguirán empleándose, ya sea por empresas o por personas, que ven en ellos una forma adecuada de comunicar sus emociones”, sentencia Daniel Chicoma. Y es que el meme es burlón por naturaleza, pese a quien le pese.
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