Una gran historia de superación personal es la que nos muestran Roseana de 26 años y su hijo Bryan de 10 años. Ambos comparten un solo teléfono móvil, que tiene la pantalla rota por las innumerables caídas, para cumplir con sus deberes escolares.
La joven madre cursa el 5to año de secundaria, mientras que el menor está en 4to de primaria. A ellos ni la pobreza, ni la pandemia por el COVID-19, les ha quitado las ganas de crecer y superarse.
“Usamos este teléfono que cualquier día se malogra, porque como te digo, él se conecta de día y yo de noche. Decidí terminar mi secundaria para lograr mi sueño de ser profesora de inicial porque me gusta enseñar”, comentó la muchacha.
“Tendría que trabajar duro para poder pagarme mis estudios. Sí, he pensado en postular a una beca porque si me esforzaría bastante para lograrlo, me ayudaría bastante”, agregó.
Tanto la mujer de 26 años y su pequeño hijo son un gran ejemplo de dedicación y esfuerzo. Así como también la prueba fehaciente que a pesar de los obstáculos que nos pone la vida, los sueños si se pueden alcanzar.