Mientras los peruanos celebrábamos el domingo un aniversario más de nuestra independencia, los venezolanos residentes en Lima y otras ciudades de nuestro país también se aventuraban a celebrar una eventual derrota del dictador Nicolás Maduro en su país. “¡Viva el Perú!”, “¡Viva Venezuela! y ¡Somos libres! se escuchaba hasta en buses del Metropolitano. “Hoy no dormimos, estaremos pegados a la televisión”, decían. Sin embargo, pese a que las encuestas y datos a boca de urna anticipaban una supuesta derrota de Maduro, horas más tarde, este fue proclamado ganador. Lo que ha venido después es parte de la crónica anunciada: la consumación del fraude, organismos y gobiernos exigiendo transparentar el proceso electoral, la gente protestando en las calles y la represión. Lo cierto es que la dictadura de Maduro no dejará el poder fácilmente. Así, el pueblo que dice representar el chavismo es el que sufre las consecuencias.