Librado a su suerte, el productor agropecuario peruano es constante víctima de plagas en sus cultivos, precios bajos por sus productos, créditos a altas tasas, atraso tecnológico, embates de la naturaleza, carencias al sembrar y cosechar, la desigual relación ciudad-campo y problemas al alimentar y criar ganado.

Con el -que traerá inundaciones y sequías, según la zona-, todo se complica. Por eso es urgente acelerar obras de protección en ríos, canales y carreteras, y habilitar reservorios de agua, pero también apoyo del Ejecutivo con asesoría técnica sobre los cultivos más adecuados, a fin de evitar que por El Niño se pierda lo sembrado o que las cosechas sean deficientes para perjuicio de consumidores y de agricultores que arriesgan sus recursos en cada campaña agrícola.

La presidentapromete “hechos y no palabras”. Ojalá que cumpla al menos con agricultores y ganaderos.