Qué tal.
La selección clasificó y jugó el Mundial de buena manera, pero por ¿qué el pueblo se rinde a sus pies con una devoción jamás vista? Por lo siguiente: porque ve muchachos que juegan para el país, no para sus bolsillos o sus intereses.
Por ejemplo, jamás uno de ellos intentaría malograr un parque por meros caprichos personales. Parque temático, le dicen. Eso se llama abuso de poder.
Jamás uno de ellos aprobaría una “ley mordaza” que vulnere la independencia de los medios de comunicación y los debilite. Para los “tigres” mundialistas, la unión es un dogma de fe.
Jamás uno de ellos entraría en la mermelada o en las coimas, como ocurre con casi toda la clase política en el caso Odebrecht. Esos son fauls vergonzosos en contra del Perú.
Gareca también gusta que sus jugadores muestren sensibilidad. Por eso, el propio Guerrero se conmovió por los feminicidios o intentos de feminicidio que vemos a diario. Si antes lloramos el asesinato de Eyvi, ahora estamos preocupados por la salud de Juanita, quemada por un salvaje en Cajamarca.
¿Por qué el presidente Vizcarra y su premier Villanueva tienen 56% y 63% de desaprobación, según GFK? Porque no sintonizan con la masa y les falta meterle goles a la inseguridad y corrupción.
Esto fue todo por hoy, guardo el lápiz, hasta mañana.
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