Administrador de profesión, pero impulsor del café peruano de corazón, Félix Rodríguez, CEO de la marca de café Artidoro Rodríguez, descubrió en el mundo del café el espacio ideal donde conjugar un negocio rentable con la posibilidad de ayudar a decenas de familias cafeteras a impulsar su trabajo.
Félix pasaba por un mal momento laboral cuando el café se cruzó en su camino; su segundo emprendimiento no había tenido el éxito que esperaba. Estaba quebrado. En medio de esa crisis, viajó a Amazonas, a la tierra de su abuelo, y todo cambió.
“Yo no conocí a mi abuelo ni el trabajo que había hecho. Hace 8 años viajé a Rodríguez de Mendoza (provincia de Amazonas), de donde es él y descubrí su historia, lo que había hecho de cara a su comunidad con el café”, cuenta Félix a OJO.
Fue así que Félix conoció, a través de sus tíos, que su abuelo había sido un caficultor que trabajó para que su comunidad venda el grano de café a un mejor precio. “Entendí que el abuelo organizó a su comunidad y buscó mejores mercados y con eso obtener mejores ingresos y fueron desarrollándose”, explica.
A su regreso a Lima, uno de sus tíos le envió un saco de café con la recomendación de que lo mande a tostar y lo venda, que eso le ayudaría a tener algo de dinero para cubrir sus gastos.
“Yo estaba sin empleo en ese momento, había quebrado mi segundo negocio. Me llevé el café, lo tosté, le puse el nombre del abuelo y lo vendí. Dicho y hecho, me alcanzó para el mes y me sobró. Vi que era un negocio rentable y decidí escalarlo. Así empezó toda la aventura del negocio del café”, explica el CEO de Artidoro Rodríguez.
NEGOCIO CON PROPÓSITO
Han pasado 7 años desde que Félix empacó la primera bolsa de café con la marca Artidoro Rodríguez, nombre en homenaje a su abuelo. Empezaron colocando el producto en los supermercados, luego abrieron Artidoro Lab, su centro de innovación y educación donde se forman baristas y catadores; después vino la cafetería, de ahí la planta de producción y ahora han iniciado operaciones en Estados Unidos.
Ha sido un rápido crecimiento, ¿el secreto? Félix lo explica así: “Creo que lo más importante es que hemos sabido integrarnos y asociarnos profesionales tanto en la parte de la gestión de negocio como en la parte del mundo del café”.
Pero el objetivo principal de Artidoro Rodríguez no solo es llevar el café peruano a lo más alto del mundo, también es hacer que todos los implicados en el proceso del negocio ganen un precio justo. “Queremos ser un puente que conecte a los caficultores con el cliente final y construir las ganancias de forma equitativa. La idea es que todos ganen”, resalta el joven empresario.
En la actualidad, Artidoro Rodríguez trabaja con 100 familias caficultoras de Amazonas, Cajamarca, Villa Rica, Cusco y Puno. “El negocio tiene un propósito que no es tanto el lucrativo. Queremos ser la marca que representa al café peruano en el mundo. Queremos ser los pioneros en posicionar el café peruano como un acompañamiento de la gastronomía peruana o tan importante como la gastronomía peruana en el mundo”, cuenta entusiasmado Félix.
En ese proceso acaban de dar un paso importante: la internacionalización de Artidoro Rodríguez. Acaban de inaugurar una barra de café en un restaurante peruano en Virginia, Estados Unidos.
“Estamos empezando con una empresa de distribución. En la primera etapa es ir a concientizar al empresario peruano, al restaurantero, que ya no pase café de otros lados y utilice café peruano. La idea es duplicar la gestión de acá allá en Estados Unidos”, finaliza.
Esto recién empieza y el cielo es el límite.
ALGO MÁS
Artidoro Lab es el centro de innovación, educación y experimentación del café de la marca Artidoro Rodríguez.