Tiene 19 años, es estudiante de Ingeniería Industrial en la UPC y vive en el asentamiento humano Cerro del Puquio en San Juan de Miraflores. Es hija de un taxista y una ama de casa y tiene un hermano de 11 años. Quien la ve, un poco tímida, jamás imaginaría que goza de gran popularidad en Tik Tok con más de 391 mil seguidores, y muchos menos que su fama radica en compartir sus rutinas diarias que implican cocinar, lavar, limpiar y estudiar.
Además, hay algo más que distingue a Lizeth Atoccsa en esta plataforma: la condición humilde en la que vive, pero que no ha sido un impedimento para formar una comunidad que la felicita por visibilizar una realidad que, muchas veces, se muestra ajena en las redes sociales. “No me sentía identificada con ningún video de Tik Tok, no mostraban un lugar como el que yo vivo, así que me atreví a hacer mis vlogs porque sabía que algunas personas sí se podían identificar”, cuenta.
SALTO A LA FAMA. Lizeth cuenta que su habilidad para grabar y editar la descubrió por su hermanito menor, un talentoso expositor que no dudaba en pedirle apoyo en la producción. Asimismo, confiesa que no le gustan las poses y que en sus tiktoks se muestra tal y como es, incluso cuando recién se despierta y está ‘toda hinchada’. “He perdido la vergüenza”, expresa entre risas. Y, añade, que tampoco se cohíbe al mostrarse, por ejemplo, juntando agua en recipientes, ya que donde vive aún no cuentan con desagüe. “A veces, los adolescentes no quieren lavar los servicios, ni su ropa, incluso no quieren bañarse. Con estos videos trato de mostrar que no todos tienen accesibilidad al agua y que este proceso de juntar agua toma bastante tiempo, como es mi caso”, explica.
NIÑA ESTUDIOSA. Sus rutinas también inspiran y suman miles de vistas por la manera en cómo se organiza: se despierta temprano, tiende su cama (siempre junto a su fiel compañera, su gatita Celestina), se prepara un desayuno saludable que, por lo general, incluye jugos y panqueques de avena, se conecta a sus clases virtuales, cocina su almuerzo y, después, nuevamente retorna a los estudios.
Adoptó estos hábitos desde pequeña. Sus padres trabajaban y, como en muchos hogares peruanos, ella se quedada al cuidado de su hermano menor. Por otro lado, Lizeth resalta que llevar un curso de oratoria le cambió la mentalidad. “Mi profesor me inspiró y también me ayudó a ser más segura de mí misma”, destaca.
BECADA. Postuló dos veces a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y por problemas económicos no pudo seguir preparándose, pero encontró el programa Beca 18. “Fue como ver la luz, porque yo ya iba a trabajar y estudiar”, recuerda. Hoy cursa el tercer ciclo, le va muy bien y sus padres están orgullosos de ella. “Lo único que me piden es que estudie y me alimente bien”, añade.
CRÍTICAS. Así como las redes te catapultan, también te pueden convertir en blanco de burlas y críticas. Lizeth afirma que, afortunadamente, recibe mucha buena onda. “A veces me tiran hate (odio) por mi techo de calamina o porque no tengo agua, reflejan sus inseguridades en mí, talvez vivan igual que yo. Yo no les hago caso. “Soy valiente por mostrar otra realidad que no está muy difundida en Tik Tok”, concluye orgullosa.
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