“Uno ya no puede salir a trabajar tranquilo y hasta mi propia familia me dice que cambie de trabajo. Tengo miedo salir a trabajar y regresar en un cajón”, expresó un chofer de un bus de “La 50” cuando, al volante de su herramienta de trabajo, salió a protestar en el marco del paro de transportistas que ayer acataron la mayoría de empresas de transporte público de Lima y Callao.

“El 3 de agosto del año pasado yo fui baleado. Me dieron tres tiros, dos me impactaron y uno rozó mi codo, y hasta el día de hoy no hay una solución para lo que vivimos”, contó con la voz entrecortada otro conductor de la empresa de transporte Santa Cruz, quien salvó de morir en un atentado ocurrido en Comas y exigió acciones al Gobierno para seguir trabajando sin exponer su vida.

“Nosotros vivimos con miedo. Salgo de mi casa y no sé si voy a regresar vivo o no (...) Salgo con miedo, me despido de mi familia porque a veces ya no sé si voy a regresar”, expresó otro manifestante, quien llorando contó que acudió a una comisaría a denunciar mensajes de extorsión y recibió a las tres horas una llamada de los extorsionadores cuestionándolo por haber ido a la Policía.

Estas son solo algunas voces de transportistas que describen la terrible situación que enfrentan a diario solo por trabajar, debido a que mafias asesinas les exigen cupos. Cansados de esta realidad, cientos se sumaron al “apagado de motores”, anunciado por la Cámara Internacional de la Industria del Transporte (CIT), el cual fue contundente e incluyó el bloqueo de vías en Lima.

Decenas de buses se estacionaron en los alrededores del óvalo Habich en señal de protesta contra los atentados de los que son víctimas los choferes. (Foto: Julio Reaño/El Comercio)
Decenas de buses se estacionaron en los alrededores del óvalo Habich en señal de protesta contra los atentados de los que son víctimas los choferes. (Foto: Julio Reaño/El Comercio)

JORNADA. Desde muy temprano, la falta de unidades se sintió en paraderos como Acho, entre el Rímac y San Juan de Lurigancho, Puente Nuevo, en El Agustino, y en la Panamericana Norte, donde las personas llevaban incluso más de una hora esperando un vehículo para dirigirse a sus destinos.

En algunos puntos, buses de la Policía Nacional tuvieron que ayudar en el traslado de pasajeros, quienes formaron largas colas. Otros afectados optaron por colectivos informales que triplicaron los precios cobrando hasta 10 soles por tramos cortos. Pese a la incomodidad que pasaron, se solidarizaron con los transportistas.

En el kilómetro 24 de la avenida Túpac Amaru, en Carabayllo, manifestantes bloquearon ambas pistas quemando llantas y basura, lo que afectó el servicio del Metropolitano. Esto originó un enfrentamiento con efectivos policiales, quienes se encargaron de retirar los obstáculos de la vía. En distritos de Lima Norte y Este, además, se impidió que otros vehículos operen.

En el transcurso de la jornada de protesta, choferes usaron sus buses de transporte público para realizar caravanas y bloquear varias vías de la capital. Por ejemplo, unidades de “El Chino” bloquearon el paso del óvalo Infantas, en Lima Norte, luego de que la Policía les impidiera llegar al Congreso. Las líneas 23 y 73 hicieron lo mismo en el puente Atocongo, y la empresa “Lorito” permaneció en la Vía de Evitamiento. Unidades de “El Rápido” bloquearon la Panamericana Norte, en el óvalo de Hábich.

Un nuevo paro de transportistas es acatado este lunes 6 de octubre, luego del asesinato de un chofer de transporte público el último fin de semana | Foto: El Comercio
Un nuevo paro de transportistas es acatado este lunes 6 de octubre, luego del asesinato de un chofer de transporte público el último fin de semana | Foto: El Comercio

BURLA. A pesar de la contundencia del paro y a las demandas hechas por los conductores al Gobierno, la presidenta Dina Boluarte volvió a mencionar que un paro de 24 o 48 horas “no va a resolver el problema” y se atrevió a aconsejarles que no abran ni contesten los mensajes y llamadas de los extorsionadores.

“A la ciudadanía en general: no abran esas llamadas, no abran esos mensajes (...) Pero sí den cuenta a la Policía de aquellos números o WhatsApp, Telegram, Signal o lo que fuera de donde les estén mandando mensajes (...) No los abran, porque ahí es donde inmediatamente ya entra el punto de la extorsión. No contesten, no abran los mensajes, comuniquen a la Policía. La Policía hará la indagación”, indicó durante una actividad en Osiptel.

Para los transportistas estas declaraciones de la mandataria, respaldadas por el ministro del Interior, Carlos Malaver, son una burla y muestran la desconexión y desidia del Gobierno, que no hace nada, con la realidad en el país. “Es triste y lamentable lo que dice la señora. Pareciera que vive en otro mundo”, consideró el dirigente Julio Rau Rau. “Si no recibo los mensajes o apago mi teléfono, matan a mi chofer o me matan a mí”, agregó.

Al cierre de esta, representantes de los transportistas, como Martín Ojeda de la CIT, esperaban reunirse con Boluarte y su premier Eduardo Arana para abordar su problemática. Anunciaron que, de no concretarse acuerdos, hoy continuará el paro de transportistas.

OJO AL DATO. Juan Liendo, exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, consideró como “una tragedia” la inseguridad en el país.