Es parte del colectivo Trapical Minds, junto a Skinny Happy y Lalo Ebratt. Foto: Facebook Yera Music
Es parte del colectivo Trapical Minds, junto a Skinny Happy y Lalo Ebratt. Foto: Facebook Yera Music

En medio de los sonidos y versos más agresivos del género urbano liderados en esta época por el trap, surge Yera, productor y músico que explora otra vertiente de los estilos latinos. “No Copia” es su nuevo lanzamiento, en colaboración con Llane. Como lo refiere el tema, su objetivo es ese: respeta el pasado, pero busca su propio futuro.

Lanzaste hoy “No Copia”, un tema que cantas con Llane. ¿Cómo surge la idea de este video animado?

Esta canción que no tenía planeada para mí. La estaba haciendo para Llane, el artista invitado. En un viaje que hice a Estados Unidos en enero, me estuve reuniendo con muchos artistas y haciendo coordinaciones para otros, y esta canción terminó en mis manos. Se caracteriza mucho por este sabor latino, se puede sentir. Este lanzamiento nos agarró en plena cuarentena y aislamiento, por lo que se dificultó el grabar un videoclip. La única manera que se nos hizo posible es el video animado.

Creo que, con Ezio Oliva también coincidiste en una reunión en el extranjero...

Con Ezio me conocí hace año y medio en México, escuché su música y proyectos. A mí me encantó el tema “30 horas”, Ezio me escribió y no dudé en reunirnos. El sonido original, con esas guitarras country y mi toque colombiano, tuvo como resultado más de 4 millones de visitas en Youtube

Escuchando la letra, ¿"No Copia" es la originalidad que tienen ustedes para enamorar?

Así es. Uno intenta gastar todas sus mañas en conquistar a una chica, que resulta casi imposible, hasta no correspondido.

Presentas esta canción, de ritmos tropicales y matices de balada, en un momento en que el trap es el estilo de moda en el género urbano. ¿Existe una competencia entre los subgéneros?

Tanto el reggaeton, dancehall, trap o afrobeat, por ejemplo, son ramas del género urbano. Digamos que la competencia no se siente, porque son espacios distintos. Lo que busco, a través de sonidos más latinos, crear mi propia rama. Evito competir, como con el trap o reggaeton. También los hago, me encantan, porque me abrieron las puertas. Quiero ser más original, oxigenar lo que pasa en la industria. Lo que pasa es que, surgen los que distinguen, yo busco eso. Tengo respeto por todos los géneros.

En el colectivo Trapical Minds, del que eres parte, existen características muy propias en cada uno de ustedes. Por ejemplo, tú eres más romántico. ¿Por qué esta inclinación tuya?

Desde que descubrí que pertenecía al mundo de la música, me di cuenta que quería cantarle al amor. Traté de inclinarme por un romance cómico, tratando de buscarle lo gracioso a los sucedido. Mis temas están basados en cosas que me han pasado a mí, amigos. Además, cantarle al amor también ayuda al corazón.

¿Tienes algún límite en las influencias musicales al momento de componer?

Cada canción debe ser contada con los instrumentos, la pista o palabra que se usa. No hay límites. He hecho cierto viaje por el mundo, musicalmente, conociendo varios géneros. Cojo de todos lados, ritmos de Africa, los mezclo con baladas y con ese romanticismo. Tomo culturas de todas partes. La música no deja que nos bloqueemos, porque dibujo el universo que yo quiero.

De aquel joven con 14 años que logró producir su primer gran hit, ¿qué ha cambiado en ti?

Me tocó madurar mucho más rápido. El cambio fue radical desde el momento que lancé ese tema. Quería ser parte de esta industria. Me tomó mucho tiempo hacer esa transición de productor a artista. Empecé a lanzar mis propias canciones cuando salió Trapical Minds, respaldado por mis compañeros. Son mis compañeros de fórmula.

Como que, Trapical Minds tiende a reivindicar los colectivos de música urbana en los noventa...

Nosotros aprendimos en este proceso que, no hubiese sido lo mismo si Skinny Happy, Lalo Ebratt o yo, hubiésemos hecho nuestras carreras aparte. Quizá, nunca hubiéramos alcanzado los objetivos de ahora. Confiamos mucho en nuestra unión y la aplicamos cuanto podemos. Somos independientes, pero caminamos en la misma dirección. Desde que empezó el proyecto, hemos estado en tarima juntos. Ha sido una suma impresionante. Viene también de los colectivos de los noventa. Eso dejó una marca durante años.

Has trabajado con Morat, Danna Paola, Juanes o Ezio Oliva, por ejemplo. ¿Hasta dónde llega tu trabajo como productor?

No me limito mucho, trato de estar en cada departamento de la creación de una canción. Coros, arreglos, producción, todo; no me importa ensuciarme las manos. Creo que hoy, un productor es como un moderador, juez, entre el artista y las necesidades de un público. Es lo que llamamos la creación de música comercial. Si sacamos música para nuestro deleite o el público mayor, el productor es el responsable de que eso se haga.