Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Angélica, de 31 años, quien me escribe desde Breña:

Doctora Moro, me encuentro entre la espada y la pared. No sé si hacerle caso a mi cerebro o a mi corazón.

Hace seis meses me reencontré con Lewiz, un excompañero universitario que volví a ver después de varios años. Coincidimos en una reunión y, a partir de ese momento, nos hemos mantenido en comunicación.

Yo sabía que le gustaba a Lewiz en la época de estudios, pero pensé que esa atracción sería pasajera. No obstante, luego de volver a reencontrarnos, él me ha confesado que le sigo gustando, incluso, mucho más que antes. “Angélica, los años te han sentado de maravilla, estás mucho más guapa, interesante y madura”, me dijo en una de nuestras charlas.

Doctora, este chico hace de todo por complacerme. Apenas le cuento un problema, ya tiene la solución. Por ejemplo, le dije que se malogró mi terma y me envió un técnico con una terma nueva para que me la instale. Si le digo que no cociné, me envía un almuerzo al trabajo. Si le cuento que estoy lejos de casa y me da miedo tomar taxi, pasa a recogerme. Es un chico que quiere resolverme la vida y eso se siente tan, pero tan bien. No obstante, físicamente no me atrae. Es feo.

He sido sincera con Lewiz, pero él insiste en que puede lograr conquistarme. Me gusta cómo me trata, pero siendo honesta, no creo que tenga posibilidad alguna conmigo. ¿Qué hago?

CONSEJO

Estimada Angélica, si sabes que Lewiz no tiene ninguna posibilidad de conquistarte, lo más sensato es que tomes distancia de él para que no sigas alimentando sus ilusiones. Entiendo que te gustan los buenos tratos que recibes, pero no es justo para tu compañero que se esfuerce tanto cuando no podrá robar tu atención. Sé sincera.