“Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Julissa, de 36 años, que nos escribe desde Pueblo Libre.
Querida doctora Magaly Moro, le escribo porque el ambiente en mi casa se ha vuelto insoportable y todo por culpa del panetón. Mi esposo parece no entender que mi insistencia en comerlo de forma medida es por su propio bien. Solo intento cuidar de nuestra salud y que no subamos de peso.
El colmo de esta situación llegó hace unos días cuando lo descubrí comiendo a escondidas. Lo encontré en la cocina, a medianoche, con la bolsa de panetón abierta y migas por toda la boca. Me pregunto si soy una esposa tan controladora que lo obligo a recurrir a actos tan infantiles o estoy actuando de manera correcta.
Pablo argumenta que está en su derecho de comer libremente lo que quiera y que un trozo más no le hará daño. Pero yo sé que no es así, porque un trozo lleva a otro, y luego vienen los problemas de salud que tanto temo. Lo amo, y es por eso que me preocupo, pero él ve mi cuidado como un intento de dominarlo y arruinarle los pequeños placeres de la vida, y no sé cómo hacerle entender que lo hago por amor.
Esta situación ha afectado hasta nuestra intimidad como pareja; cada vez que me acerco para darle cariño, él saca a relucir el asunto del panetón y, en lugar de entregarnos al amor, terminamos discutiendo. Doctora, ¿cómo puedo lograr que mi esposo entienda que mi preocupación es genuina?
CONSEJO
Querida Julissa, es momento de cambiar la perspectiva. En lugar de prohibir o controlar porciones de panetón, busca una alternativa saludable o una actividad que sustituya la ansiedad. La clave está en el diálogo sin culpas y en enfocarse en la salud como un proyecto de pareja, no como una imposición tuya. Mucha suerte.




