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Un niño de un año y cuatro meses, de iniciales A.M.P., se convirtió en la primera víctima del paro regional de 24 horas en Junín, en protesta por la creación del distrito Tambo de Ene, como parte de la provincia La Convención, en Cusco.
El pequeño falleció en La Oroya alrededor de las 3:00 de la madrugada, luego que más de 200 manifestantes bloquearan la vía quemando llantas y colocando piedras en el sector de Marcavalle.
VÍCTIMA
Al observar que el bebé tenía problemas respiratorios y en el afán de buscar ayuda, Geovana Pita Castillo (31) bajó del bus que se hallaba varado con su menor en brazos. El infante sufría de hidrocefalia estenosis aórtica y fue llevado a un centro de salud de la zona. En el recinto, los médicos certificaron su deceso.
En Huancayo, desde las ocho de la mañana, los manifestantes bloquearon los puentes principales, como el de Breña. Aquí incendiaron llantas y cerraron el pase vehicular con rocas y pedazos de madera.
Los agentes de la Policía llegaron hasta ese sector, donde tras un enfrentamiento con los pobladores, dos civiles resultaron heridos.
En el centro de la ciudad, cerca de 2 mil 500 personas se movilizaron por la Calle Real hasta el parque Huamanmarca. Mientras las personas avanzaban, los empleados de las tiendas cerraban las puertas como precaución.
OTRAS NOTICIAS
En el Hospital Hipólito Unanue, ubicado en El Agustino, seis pacientes, que ingresaron entre los años 2013 y 2016, comparten la misma condición: han sido abandonados.
Pese a que están aptos para ir a casa, Juan Rodríguez, director adjunto del nosocomio, revela que sus familias se niegan a recibirlos y, en otros casos, se esfumaron.
“La mayoría de estas personas ingresan porque son encontradas por la Policía, los bomberos o los serenos en pésimo estado de salud”, refiere.
Ese fue el caso de Guillermo Ormeño Luyo, un hombre de 53 años, cuya vida transcurre en la cama número 2 del pabellón Medicina 1.
La Policía lo encontró convulsionando en una calle de El Agustino. Era su segundo ingreso al hospital, pero esta vez ninguno de sus dos hijos se hizo cargo de él.
La realidad de estos dos pacientes revela un problema que se repite en todos los hospitales. Según la Defensoría de la Salud, en Lima hay más de 300 pacientes abandonados.
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