Alain Almeida, uno de los compositores de música cubana más conocidos de la escena salsera local, se mueve sobre el escenario como un pulpo en su hábitat natural. Coge su micrófono, mira hacia el público y entona: “Hoy tú serás mía, mía, mía”. La cadencia de su voz resuena en toda la discoteca. La gente, que ha llegado desde diferentes puntos de la ciudad para escuchar sus canciones, petardea el piso a ritmo de timba, un tipo de salsa cubana que fusiona elementos de la música afroamericana, el jazz, el pop, el funk y el reggaetón.
La “cubanada” ha empezado. Es tiempo de fiesta.
Alain Almeida nació en Cuba pero dice que se siente tan peruano como el cebiche. Conoce de cerca las famosas “cubanadas” porque él es uno de los tantos músicos que las animan desde el escenario. Las “cubanadas” son las fiestas de salsa cubana que se realizan en los barrios populares de Lima y Callao.
Allí se baila, se bebe, se canta. Se disfruta, siempre al swing de la trompeta y el ritmo de los timbales. Pero no todo es felicidad y música en este tipo de espectáculos.
SALSA Y BALAS. El 8 de mayo pasado, en el Día de la Madre, Rubén Cerril Vilca, un joven de 19 años que trabajaba vendiendo Cds y Dvds, fue asesinado de varios tiros en una “cubanada” por un sujeto con el que supuestamente mantenía una rivalidad. Cerril cayó abatido al pavimento, mientras el público asistente y los músicos huían despavoridos del lugar. El ataque ocurrió en La Victoria.
Cuatro meses antes, específicamente el 19 de enero, otro muchacho fue muerto en San Martín de Porres. Eduardo Manuel Rodríguez, de 21 años, había acudido a una “cubanada” que se celebraba en la calle. Le dieron un disparo en el estómago porque empujó de casualidad a un delincuente mientras bailaba.
Los casos se replican semejantes y cargados de violencia en “cubanadas” realizadas en otros distritos, como San Juan de Lurigancho, el Cercado de Lima (Barrios Altos) y el Callao, donde se concentra el público salsero por excelencia.
Alaín, que sabe que las “cubanadas” pueden derivar de la fiesta a la violencia en un pestañeo, dice: “Desgraciadamente, en los eventos salen a relucir los conflictos y muchas veces la gente se pelea; empañan la alegría del momento. Siempre hay roces, especialmente cuando las ‘cubanadas’ se realizan en barrios ‘picantes’. Las mujeres que son atractivas, que son coquetas, los ánimos se exaltan y ocurren estas cosas. Tiene que haber más seguridad”.
Desde que entró en vigencia el estado de emergencia en el Primer Puerto, las “cubanadas” se realizan con menos frecuencia. Hace unos meses, algunos promotores de “cubanadas” de los barrios de Atahualpa, Loreto y los Barracones se juntaron y decidieron organizar una fiesta de timba y salsa cubana con los músicos y grupos más representativos del género. El objetivo era enviar un mensaje de paz y reconciliación a los muchachos bravos del Callao, tan salseros como solo ellos.
“La música está creada para unir a las personas, para dar un mensaje positivo a la sociedad, de unión y de paz al pueblo”. Alain, el salsero cubano que vive en Perú, es claro en su mensaje.

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