Venezolanos en Perú: Crucelis Lizardiz, diseñadora de joyas, agradece al Perú
Venezolanos en Perú: Crucelis Lizardiz, diseñadora de joyas, agradece al Perú

Ante la adversidad solo quedan dos caminos: cruzarnos de brazos y rendirnos o afrontar la situación y salir adelante.

Crucelis Lizardiz optó por lo segundo. Esta venezolana, ante del desempleo de ella y su esposo, y con dos niños de 8 y 9 años de edad que mantener, tomó la decisión junto a su pareja de salir de Venezuela e iniciar una nueva vida en el Perú. Su esposo partió primero y, meses después, ella llegó con sus hijos. “Trajimos el poco dinero que teníamos y una maleta llena de ilusiones”.

INICIOS

Ya en el Perú, sola, sin familia ni amigos, Crucelis, como muchos de sus paisanos, vendió arepas. “Tuvimos que empezar desde cero. Cuando llegué al Perú empecé a trabajar vendiendo arepas, luego binchas y después joyas, que yo misma diseñaba en mi casa y las ofrecía por Facebook”. Mientras ella se dedicaba a diseñar joyas y atender a sus niños, su esposo, ingeniero de profesión, empezó a trabajar en el Callao, luego tuvo la oportunidad de encontrar empleo en su carrera en Talara y viajó para allá.

“Fueron años de mucho sacrificio, de vivir los cuatro en un solo cuarto para poder juntar dinero. Nosotros trajimos un poco de plata de Venezuela, mi esposo estuvo trabajando e hicimos un poco de sacrificio y empezamos a juntar hasta que hace un año pudimos adquirir un local para poner un negocio”, cuenta Crucelis con la emoción de sentir que su maleta de ilusiones hoy se ha convertido en una palpante realidad tras adquirir un local en la galería Galaxy Plaza en Chorrillos donde vende sus creaciones en bijouterie.

NUEVO HOGAR

“Gracias a Dios estamos avanzando, mis hijos se han adaptado al Perú, mi esposo trabaja en su profesión y yo puedo emprender mi negocio. Pero eso no significa que siempre fue fácil, tuvimos que empezar desde abajo”.

Para Crucelis, el Perú se ha convertido en su nuevo hogar y agradece toda la ayuda que recibe, ya sea por parte de las autoridades como de los nuevos amigos que ha hecho en esta tierra.

“La oportunidad de tener un negocio propio en este país no tiene precio, yo agradezco mucho porque en mi país no la había tenido”, dice esta venezolana que parece dispuesta a conquistarlo todo.

“Me voy empapando de información para ir mejorando en el negocio. Ahora estudio Marketing on line. Pese a las adversidades, yo no me permito caer, no me pongo cabizbaja, porque si uno se desploma se cae toda la familia”.

Historias como la de Crucelis hay miles en nuestro país}, de venezolanos que han llegado al Perú en busca de una nueva oportunidad, un lugar donde asentar raíces tras escapar de la dictadura de Nicolás Maduro.

Ella supo aprovechar las oportunidades y, a punta de esfuerzo y, como dice, sacrificio, ha empezado a cosechar los primeros frutos de su trabajo. Ahora es una emprendedora con ganas de conseguir más, con todas las de la ley, como ella misma dice, como debe de ser.

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