Alexander Payne y Felipe Cazals
Alexander Payne y Felipe Cazals

Uno de los invitados más destacados del 17 Festival de Cine de Lima, que recibió un homenaje en la inauguración del evento, es el estadounidense Alexander Payne (Nebraska, 1961), quien además de cineasta es un cinéfilo consumado. En estos días se lo puede ver entrando y saliendo de todas las salas posibles para no perderse -sobre todo- las películas latinoamericanas.
Como ya es de conocimiento público, Payne -que habla el español bastante bien- vino Lima trayendo bajo el brazo su más reciente cinta, Nebraska, que recién se estrenará en Estados Unidos a fines de año y probablemente la veamos en las salas capitalinas en febrero de 2014, si es que entra en la carrera del Oscar (esperemos que así ocurra). Participó, además, en un animado conversatorio el pasado domingo 11 en el Centro Cultural de la PUCP, a sala llena.
En el conversatorio dijo, entre muchas cosas, que no concebía que un realizador de cine no viera películas, que es necesario nutrirse de ellas. También habló de los actores, de la importancia del casting, de su estilo narrativo, que en Nebraska está mucho más próximo al clasicismo de otros tiempos.
De su corta filmografía, los únicos filmes estrenados comercialmente en nuestro país son tres: Las confesiones de Schmidt (2002), Entre copas (2004) y Los descendientes (2011). Por estos dos últimos ganó el Oscar a mejor guión adaptado. Los dos primeros, Citizen Ruth (1996) y Election (1999), se han podido ver gracias al video y la televisión.
Otro invitado especial ha sido el veterano cineasta mexicano Felipe Cazals (nacido en Francia en 1937), quien estuvo solamente dos días y vino para presentar Ciudadano Buelna (2012), su nueva realización. Un ambicioso drama de corte histórico que se acerca a la figura de Rafael Buelna Tenorio, impetuoso y inconforme joven mexicano que participó activamente durante la revolución mexicana y murió a los 33 años en plena lucha por imponer sus profundos ideales de justicia e igualdad frente a autoridades ganadas por el abuso de poder. Cazals, a quien se deben tres imprescindibles filmes de temática social producidos en la década del 70 -Canoa (1975), El apando (1976) y Las Poquianchis (1977)- volvió por sus fueros en 2010 con Chicogrande, un estupendo relato histórico en clave de western. Y en la reciente Ciudadano Buelna explora las idas y vueltas de un personaje desconocido por la historia oficial mexicana que merece ser rescatado del olvido.