(Foto: Dirección de Turismo de Guayaquil)
(Foto: Dirección de Turismo de Guayaquil)

Javier Cabello

El último lunes se realizó el sorteo de la fase de grupos de la Copa Libertadores y los equipos peruanos Universitario de Deportes, Alianza Lima y Sporting Cristal ya conocen a sus rivales. El equipo crema tendrá que ir dos veces al país de Ecuador para enfrentar al Barcelona SC y al Independiente del Valle. Los merengues jugarán a 2850 metros de altura sobre el nivel del mar en la capital ecuatoriana de Quito. Además, viajarán a la calurosa Guayaquil, donde la temperatura llega hasta los 40 grados. Son las ciudades más importantes del país norteño pero totalmente diferentes porque una está situada en la sierra y la otro en la costa, respectivamente.

Hace unas semanas viajé a ambas ciudades y quedé sorprendido por todo lo que vi durante mi recorrido. Cuando viajo me gusta caminar porque considero que es la única manera de descubrir las particularidades y características de una ciudad. Incluso coincido totalmente con lo que escribió en algún momento el reconocido periodista viajero, escritor y docente Manuel Jesús Orbegozo. “Es una costumbre mía caminar mucho. Camino siempre en ciudades desconocidas porque me parece el método más eficaz para conocer de cerca a la gente, cómo vive, cómo se agita, cómo sueña y hasta cómo muere”, dice en su libro “Testigo de su tiempo”.

Era la primera vez que llegaba a la ciudad de Quito pero meses atrás venía leyendo sobre su historia y su gente. Antes de viajar realizo siempre un trabajo de rigurosa búsqueda de información del lugar a donde voy a ir. El primer día de la travesía decidí conocer su Plaza de Armas, pero para los ecuatorianos es la denominada Plaza de la Independencia o más conocida como la Plaza Grande. Es el corazón de Quito y paso obligatorio para todo viajero. El diseño arquitectónico de los inmuebles es muy parecido a las casonas que podemos encontrar en el Centro de Lima. Sus iglesias son espectaculares. La Plaza Grande está rodeada por el Palacio Presidencial, el Palacio Arzobispal, la Catedral de Quito y el Palacio Municipal.

En las calles serpenteantes de Quito, con subidas y bajadas, hay que ir despacio por el temido “soroche”. Cuando viajo a ciudades de altura no tengo mucho apetito los primeros días. Sin embargo, me habían aconsejado que no podía irme de Quito sin probar la famosa “caca de perro”. Así se llama un dulce tradicional de la sierra ecuatoriana y está hecha a base de maíz tostado caramelizado. Al probarlo solo me quedó decir: “Qué rica la caca de perro”. Son las paradojas de la vida.

Quito es un valle que está rodeado por 17 volcanes como el Pichincha, Cotopaxi y Sangay. Varios se encuentran activos y los ecuatorianos viven alertas ante una posible erupción en cualquier momento. Qué temor. No podría dormir tranquilo. Nos vemos.

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